El vigía del Riu Congost
Turó de Tagamanent (1.058 m)
El Turó de Tagamanent y la torre de Santa Maria desde Puig-Agut.
El Montseny tiene, aparte del binomio Turó de l’Home-Les Agudes y el Matagalls, un tercer submacizo, el menos importante en cuanto a altura y categoría. Es el del Pla de la Calma que, como bien indica su nombre, es un altiplano de un tamaño más que notable que tiene sus principales cumbres cayendo sobre el valle del Montseny. Entre las modestas elevaciones que se alzan sobre el gran rellano, destaca especialmente el Puig Drau, su mayor montaña, cuya altitud queda aún así lejos del Turó de l’Home o el Matagalls, cumbre de la cual el Pla de la Calma está separado por el afamado Coll Formic, punto de unión del Pla de la Calma con el resto del Montseny.
De esta ancha meseta salen varias aristas, algunas manteniendo la altura, como la SE, donde hay seguramente las cumbres más airosas de este, en general, amable submacizo, como el Sull o el Pi Novell. La loma que cae al SW del Pla de la Calma decrece en altitud rápidamente hasta que cae finalmente sobre el Riu Congost. Sin embargo, esta zona tiene una de las cumbres más ascendidas de todo el Montseny: el Turó de Tagamanent.
Irguiéndose repentinamente casi 100 metros por encima del terreno circundante, esta cumbre es un pitón rocoso que destaca sobremanera entre el suave y boscoso Montseny, más aún por su posición, en el extremo suroriental del macizo. Debido a su posición estratégica, controlando desde las alturas el desfiladero del río Congost, en su cumbre se levantó un castillo y, más tarde, una iglesia, siendo ésta la única estructura que queda en pie. Como casi todo el Montseny, el entorno está muy humanizado, con masías llegando hasta las mismas alturas del Pla de la Calma. Por ello, no es raro que haya una pista asfaltada que llegue hasta la base de la cumbre, por lo que es de esperar encontrarnos con bastante gente en los alrededores de esta aguda montaña. Sin embargo, en esta reseña se ofrece una alternativa, subiendo al Tagamanent desde lo más hondo del valle del Congost, para poder darle a esta cumbre la importancia que se merece y poder disfrutar de un ascenso por los bosques que le dan renombre al Montseny.
Desnivel800 m
Longitud14 km
Altura mínima280 m
Altura máxima1.053 m
Dificultad técnicaPaso de trepada muy elemental en la última subida a cumbre en el paso conocido como Roca del Cotxe. Apto para todo senderista.
Track en WikilocMapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix
La ruta propuesta aquí sale del mismo pueblo de Figaró y llega a Aiguafreda. A ambas localidades llega el tren y es una de las propuestas de cómo llegar hasta aquí. En caso de venir en coche, para hacer la misma ruta se necesitarían dos vehículos, o bien dejar el coche en una localidad y viajar en tren de una a otra. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pinchando este enlace a Google Maps.
Salimos de la estación de tren de Figaró, donde ya en la salida hay un cartel indicando varias rutas. Empezamos cruzando el puente sobre el río Congost, que se abre paso en un angosto valle entre los Cingles de Bertí y el Montseny.
En la calle principal, giramos a la izquierda.
Desde la calle principal, empezamos a subir hacia la parte superior del pueblo por el Carrer Vallcàrquera, mediante escaleras y callejuelas.
Llegamos finalmente a la calle superior del pueblo y, tomándola hacia la izquierda (N), empezamos a avanzar por ella.
Al otro lado del Congost, el Puiggraciós y el Turó de la Cospinera.
Cuando llegamos al final del pueblo, la calle se torna pista asfaltada, que nos conducirá a Vallcàrquera.
La pista de Vallcàrquera atraviesa un precioso bosque mientras se va internando en el Parc Natural del Montseny.
En caso de desvíos, siempre iremos por la pista asfaltada, que en ocasiones se empina.
Atravesada la Riera de Vallcàrquera (punto en el que hay una fuente), empiezan a aparecer los primeros postes señalando la dirección al Tagamanent.
Llegamos a la Rectoria de Vallcàrquera, una bonita edificación en la parte más próxima del vecindario rural.
El estrecho valle se abre en un bonito circo boscoso, de un verde resplandeciente.
Tras dejar a la izquierda la Rectoria, la pista asfaltada sigue por el fondo del calle hacia el resto de casas de la aldea, pero nosotros tomaremos una pista de tierra que se desvía a la izquierda.
La pista, más empinada, avanza por la ladera boscosa del Bosc de Can Coll.
De nuevo, en caso de bifurcaciones, siempre habrá una señal que nos indique el camino correcto.
A lo lejos, el Puiggraciós y los Cingles de Bertí .
La vertical pala del Turó Monner cierra el circo de Vallcàrquera.
Tras una larga recta, la pista traza unos zigzags para terminar de ganar altura y culminar la ladera boscosa en el collado de l’Estepar. Cuando llegamos a este collado, giramos a la derecha, para entrar en un tramo más llano.
Salimos del bosque momentáneamente cuando dejamos Can Coll a nuestra izquierda.
En este momento, vemos por primera vez el Turó de Tagamanent...
..pudiéndose ver los riscos que defienden la torre de Santa Maria de Tagamanent, en su cumbre.
En el Collet de la Creu de Can Coll, abandonamos la pista y tomamos un camino que va recto hacia el norte.
Este es el único punto de la ruta algo perdedor, puesto que el sendero desaparece cuando entra en una zona rocosa a la vez que el bosque se cierra. Sin embargo, aparecen hitos que nos van guiando.
Avanzando por losas rocosas utilizando el único pasillo entre el cerrado bosque.
A medida que nos vamos acercando al cono de Tagamanent, el sendero se estrecha y empina.
Pero esta altura ganada nos da mejores panorámicas, inexistentes hasta ahora, como ésta de la Mola tras el Puiggiró.
O esta otra de la Plana del Vallés, con Collserola cerrándola por el otro extremo.
Repentinamente, nos encontramos con la pista asfaltada que viene del pueblo de Tagamanent, al fondo del valle, y que rodea la cumbre por el este.
Nosotros lo ignoramos, puesto que nuestro sendero sigue en el otro lado de la carretera.
Tras un corto tramo de bosque ,llegamos finalmente a la roca que defiende la cumbre del Turó, que es muy tumbada...
...excepto por un corto paso, la llamada Roca del Cotxe, que es una canalilla rocosa de unos 4 o 5 metros que atraviesa la pared en diagonal, sin ser vertical ni expuesta.
Vista del paso desde lo alto del mismo.
Lo que queda hasta la cima es un paseo, con el sendero dando zigzags para esquivar las paredes.
Por primera vez en todo el día me encuentro a gente, que descienden por el ancho camino.
En un momento dado, a la derecha aparece un balcón colgado de la pared...
...que ofrece muy buenas vistas de los prados y masías que quedan al norte del Turó y que descienden del Pla de la Calma, que se intuye en lo alto.
Hacia el sureste, el Turó Monner y el Roc de Centelles, cerrando el Torrent de Vallcàrquera, por donde hemos subido.
Habiendo superado la faja rocosa, la parte somital de la cumbre es un prado.
Llegamos por fin a la humanizada cumbre del Turó de Tagamanent. La cima está casi enteramente ocupada por varias edificaciones, entre los restos del antiguo castillo y la iglesia de Santa Maria, de origen románico pero muy restaurada.
A través de unos barrotes se pueden ver restos del antiguo castillo, muy bien conservados y bastante restaurados. Supongo que se podrán visitar en días concretos.
La fachada de Santa Maria de Tagamanent.
Como no podía ser de otra forma, las vistas desde esta atalaya son muy buenas. Empezamos con los Cingles de Bertí, que defienden el flanco contrario del Riu Congost.
Al fondo, Sant Llorenç del Munt, con las crestas de Montserrat asomando su sierra detrás del macizo.
Acercándonos al extremo occidental de la meseta cimera, una roca nos ofrece un espléndido balcón del valle del Riu Congost y de la larga loma por la que descenderemos hasta Aiguafreda.
El Matagalls, siempre imponente, asoma tras la llanura del Pla de la Calma, que nos impide ver gran parte del panorama septentrional.
Centelles, en la base del altiplano del Moianés. Enteladas por la calima, las siluetas de los macizos principales del Prepirineo Central catalán.
Osona con Vic, su capital, en el centro de la llanura. Al fondo, borroso, el Pirineo oriental.
Muy lejano, tras las oscuras crestas del Puigsacalm, el Canigó.
Tras los riscos del Parany, el Serrat de l'Oller y el Turó Monner, aparece una de las cumbres principales de este submacizo, el Sui.
Empezamos el descenso yendo a la parte de atrás de la iglesia, de donde salen varios senderos para descender del Turó.
Por la parte trasera de la iglesia, varios empinados y muy descompuestos senderos bajan por la ladera este.
Arriba dejamos las paredes del Tagamanent.
Nos unimos finalmente al trillado sendero de la vía normal.
Por ese sendero hemos bajado.
Tras un corto tramo de camino, llegamos al Collet de Sant Martí, punto de unión del Tagamanent con el resto del Montseny.
Justo del mismo collado sale el GR que nos descenderá hasta Aiguafreda. Pero antes...
...subimos unos metros por la pista para ganar algo de perspectiva de la vertiente occidental del Turó de Tagamanent, que se levanta, poderoso, sobre el Collet de Sant Martí.
Empezamos el largo descenso a Aiguafreda, que va a transcurrir mayoritariamente por un denso bosque que nos impedirá observar el entorno.
El descenso va normalmente por senderos, pero ocasionalmente nos unimos a pistas que abandonamos con presteza para atajar. En cualquier desvío siempre habrá un indicador que nos marque el camino correcto.
Tanto las señales de GR, como las de la Matagalls-Montserrat y la Ruta Verdaguer van acompañándonos en el descenso por la arista NW del Tagamanent.
Tras un buen rato de descenso el terreno se abre al llegar a la masia de Puig-Agut...
...que vemos al desviarnos a la izquierda. Se trata de una bonita edificación, lamentablemente en ruinas, pero cubierta de un bonito muro vegetal.
Y, mirando atrás y tras un mar de vegetación...
...la característica cumbre del Turó de Tagamanent, apareciendo cual volcán entre la densa fronda.
El camino rodea ahora el Puig-agut por el norte para emprender el descenso definitivo a Aiguafreda...
...cuyas primeras casas ya empezamos a ver.
Tras lo que seguramente sea el tramo más empinado del descenso, llegamos finalmente a una ancha pista que nos conducirá a Aiguafreda.
Tras un último atajo por un sendero, llegamos finalmente a Aiguafreda, cerca del Pont de la Xoriguera.
Para finalizar la reseña, una última fotografía del Turó de Tagamanent y su castillo, guardando desde hace siglos las casas de Aiguafreda.