La circular más clásica de Montserrat
Miranda de Santa Magdalena (1.132 m), l'Albarda Castellana (1.178 m), Sant Jeroni (1.236 m)
Montserrat desde el Montcau
En esta reseña se propone el ascenso a Sant Jeroni por su ruta más clásica, saliendo desde la Abadía por el camino de Sant Miquel y de Sant Joan para proseguir por el Camí Nou de Sant Jeroni hasta su cumbre, volviendo por el Camí Vell. Sin embargo, a esta trillada circular, le vamos a añadir dos extras para realzar más esta bonita ruta: la Miranda de Santa Magdalena, la única de las cumbres aptas para caminantes de la soberbia región de los Gorros, y la Albarda Castellana, potente escudero de Sant Jeroni y máxima altura de la comarca del Baix Llobregat. Con el aporte de estas dos cumbres, esta clásica circular se convierte en una de las mejores y más completas rutas que se puede realizar por Montserrat, pudiendo, además de descansar de las hordas de turistas que hacen la procesión a Sant Jeroni, gozar de perspectivas fabulosas del corazón del macizo más mágico de toda Catalunya.
Montserrat es mucho más que una montaña; es el centro religioso, cultural y (prácticamente) geográfico de Catalunya. Su onírica silueta, formada por centenares de blancas y verticales agujas que parecen sacadas de un cuadro de Dalí, es conocida por todos los catalanes y se puede ver desde prácticamente todos los lugares del principado. Probablemente esta peculiar forma de sierra de infinitas puntas, que le da el nombre, es la causante de la importancia capital que tiene este macizo de conglomerado en el imaginario popular, siendo origen de multitud de leyendas. También es residencia de la patrona de Catalunya, la Verge de Montserrat, cuya oscura talla, custodiada en la monumental Abadía de Montserrat, en el centro del macizo, es probablemente el icono más sagrado de los catalanes.
El macizo se puede dividir en dos, cortado en su parte central por la Canal del Migdia. La parte occidental, donde se encuentran las salvajes regiones de Agulles o els Ecos, es también la más inhóspita, y solo los escaladores y los senderistas más experimentados van por ella. En claro contraste, la parte oriental es un hervidero de turistas que saturan no solo los alrededores de la Abadia, sino que también se aventuran por el camino/autopista que conduce a la máxima altura de esta sección oriental y también del macizo, la Miranda de Sant Jeroni. Estas aglomeraciones son facilitadas por el funicular de Sant Joan, que deja a una respetable altura (para los estándares de Montserrat) de casi 1000 metros, trivializando el ascenso a una de las cumbres más importantes del panorama montañero catalán.
En un primer plano, l'Albarda Castellana. Al fondo, el sector de los Gorros, con la redondeada Miranda de Santa Magdalena a la derecha del Gorro Frigi.
Desnivel850 m
Longitud14 km
Altura mínima700 m
Altura máxima1.236 m
Dificultad técnicaTrepada de II pero con ayuda de una cuerda en la subida a l'Albarda Castellana. Ascenso por conglomerado empinado en las subidas a la Miranda de Santa Magdalena y la misma Albarda.
Track en WikilocMapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix
El inicio de la ruta es la Abadia de Montserrat, cuyo parking tiene un precio de 7 euros todo el día. A pesar de que hay una gran cantidad de plazas de aparcamiento, en ciertos días y horas puede llegar a llenarse, aunque no es habitual. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.
Empezamos nuestra ruta en un lugar inmejorable: la monumental Abadía de Montserrat, lugar mágico donde los haya, con el magnífico telón de fondo de los Gorros. A pesar de ser un día laborable de noviembre, hay bastantes turistas; Montserrat nunca esta vacío. Afortunadamente, hoy vamos a estar bastante tiempo solos, cosa rara en esta montaña.
Mientras avanzamos hasta el fondo del complejo eclesiástico, echamos una mirada abajo, hacia el camino de la Santa Cova, que serpentea entre las agujas de conglomerado que inundan el macizo. Y, 600 metros por debajo, vemos como el Llobregat serpentea por el congosto que ha abierto en dirección a su cercano final mediterráneo.
Cuando llegamos al final de la carretera, giramos hacia la izquierda para tomar el Camí de Sant Miquel, ancho y asfaltado.
Este camino asciende con fuerza por un bosque de encinas en dirección a la ermita de Sant Miquel, a unos 100 metros de desnivel.
Justo antes de llegar a la ermita, nos desviamos para ir a la Creu de Sant Miquel, un soberbio mirador de este sector de Montserrat.
Especialmente llamativa es la vista de la Abadía colgada entre paredes y defendida por los espectaculares torreones del sector de la Tebaida, una de las regiones más famosas de Montserrat.
Tras pasar por el lado de la ermita de Sant Miquel, tomamos el camí de les Ermites, que no es sino la continuación de la pista asfaltada que veníamos siguiendo.
Tras ascender casi 200 metros de desnivel, llegamos al Pla de les Taràntules, donde se ubica la estación superior del funicular de Sant Joan, lugar donde empieza el Camí Nou a Sant Jeroni (cuya cumbre ya vemos al fondo del Torrent de Santa Maria) y punto de inicio de la ascensión para muchos turistas. que quieren ahorrarse la mayor parte del esfuerzo, no en vano estamos ya a 1000 metros, quedando solo unos 250 metros de desnivel para llegar a la cumbre.
Pero nosotros aún no iremos hacia el corazón de Montserrat, pues antes queremos visitar el sector de Gorros, el más meridional de los sectores principales del macizo. Como se puede observar, la mayor parte de cumbres son grandes domos de conglomerado que parecen infranqueables. El único que puede ascenderse sin tener que escalar es el que se ve en posición central: la Miranda de Santa Magdalena. Hacia ella nos dirigiremos por el Camí de Sant Joan, en la parte inferior de la foto.
Dejamos atrás la estación del cremallera y empezamos nuestra andadura por el Camí de Sant Joan, que se dirige a la ermita homónima, la cual podemos ver enfrente nuestro.
Dejando a nuestra derecha la ermita de Sant Joan, nos dirigimos a la de Sant Onofre, situada en un abrigo rocoso bajo la gran pared de conglomerado.
Subiendo por unas escaleras, llegamos a la ingeniosamente ubicada ermita de Sant Onofre, que está literalmente colgada en el vacío. De fondo tenemos la primera de los Gorros, la Gorra Marinera.
Atravesamos la ermita de Sant Onofre hasta su final, pudiendo comprobar su estado totalmente ruinoso. Una pasarela protege al caminante del vacío que hay a su derecha, que no es poco.
Tras un último paso bastante aéreo pero siempre protegidos por la barandilla, llegamos a unas escaleras de piedra esculpidas entre dos grandes domos rocosos. Esta escalera es la que nos permitirá acceder a la parte superior de les Gorres, punto de acceso a la Miranda de Santa Magdalena.
Ascendiendo por estas escaleras podemos ver el paso por el que hemos venido de Sant Onofre a la derecha y, perfectamente enmarcada, la ermita de Sant Joan.
La escalera concluye en una empinada canal terrosa que nos deja en un curioso y amable bosquecillo, un lugar precioso que define mucho lo que es Montserrat: un gran contraste entre vegetación y abismos. En este lugar se encontraba la ermita de Santa Magdalena, cuyos restos podemos ver enfrente nuestro.
Esta ermita está (como la mayoría de ermitas de Montserrat), asomándose en el abismo por encima del Torrent de Santa Maria, con unas magníficas panorámicas de la región de la Tebaida, coronada por las cumbres del Elefant y de la Momia, y de la Abadia, situada en el extremo derecho de la foto.
A nuestra izquierda, más allá de la prácticamente vertical Magdalena Superior y de la gran panza del Gorro Frigi, vemos la aguja más famosa y soberbia de Montserrat, el Cavall Bernat, que aquí nos muestra su cara más amable, escondiendo el vacío desu terrible cara norte.
Desde la ermita de Santa Magdalena, ascendemos en fuerte subida por el roto conglomerado en dirección a la Miranda, que tenemos muy cercana.
Llegamos a un collado desde el cual ya nos quedarán apenas unos metros para culminar...
...la extensa cumbre de la Miranda de Santa Magdalena, la tercera cumbre más alta de les Gorres pero la única accesible para el caminante. Al ser la más apartada de las agujas, tiene una dilatada vista del altamente industrializado Baix Llobregat, con Collbató en un primer plano, y de las montañas del Garraf.
Hacia el sur, tras los largos cordales que se desprenden de les Gorres, vemos el tramo inferior del río Llobregat, que se abre paso entre los macizos de Collserola y el Garraf para desembocar en el Mediterráneo.
Siguiendo con el giro, más allá de los cabezones de la Magdalena Inferior y la Gorra Marinera, podemos observar el otro gran macizo junto con Montserrat de la Catalunya Central, Sant Llorenç del Munt, con sus dos principales cumbres el Montcau y la Mola enmarcando el colosal Montseny, dividio entre el Matagalls y el Turó de l'Home. Nótese la notable diferencia de altura entre los dos macizos.
El panorama septentrional queda totalmente tapado por las Gorras mayores: la Gorra Frigia y la Magdalena Superior, la aguja más alta del sector.
Finalmente y para concluir el panorama, lo más granado de Montserrat: los Ecos y Sant Jeroni rodeados de centenares de agujas y domos de conglomerado que conforman un auténtico laberinto de mineral y vegetación. Montserrat es mucho más de lo que parece a simple vista.
Para regresar tomaremos un camino alternativo que nos permitirá un descenso directo al Camí Nou de Sant Jeroni sin tener que volver por Sant Joan. En la parte superior de la canal terrosa por la que hemos accedido a este bosque, nos encontramos con esta señal, que nos indica un sendero hacia el Camí de Sant Jeroni. Lo tomamos para seguir por el bosque unos metros.
El sendero nos dirige a la brecha que separa la Magdalena Inferior de la Gorra Marinera.
Y así llegamos a unas escaleras casi idénticas a las utilizadas para subir pero más antiguas. Son las llamadas Escales de Jacob y era el camino utilizado para subir a Santa Magdalena desde la abadía. Desde luego, los monjes y otros habitantes de Montserrat tenían recursos.
Las escaleras nos dejan en un empinado camino que nos lleva al mucho más placentero Camí Nou de Sant Jeroni, que lleva desde el Funicular de Sant Joan a la cumbre del macizo.
El trillado sendero, que en ocasiones está incluso asfaltado, atraviesa por la mitad la codiciada barriga de la Gorra Frigia, siempre ocupada por escaladores.
Pasada la Gorra Frigia y el Pas de Trencabarrals, llegamos al otro lado de les Gorres, donde se encuentra el mirador de Icona, al cual vale la pena acercarse para tener una buena perspectiva de la parte más alta de Montserrat. Las dos cumbres que nos quedan hoy están en una posición central de la foto: la gran pared de la Albarda Castellana y el poco vistoso (desde aquí) Sant Jeroni.
Mucho más espectacular se muestra la Gorra Frigia, una de las agujas principales de Montserrat.
A partir del mirador, nos espera un plácido recorrido prácticamente plano por lo alto de la Serra de l'Alzina de les Paparres para internarnos al corazón de Montserrat.
Poco a poco, el valle que llevamos a la derecha va ganando altura y al final nos unimos a él cerca del sector de Sant Antoni, con el característico Cap de Mort bajo el Serrat de les Onze,
También hemos dejado atrás el gran pilar rocoso del Cavall Bernat, la cumbre más emblemática de Montserrat y una de las grandes escaladas de la historia de Catalunya.
Ya a la vista de la aplanada Albarda Castellana, el camino vuelve a subir después de un largo rato de planear.
A medida que nos acercamos a la parte alta del macizo, el conglomerado desnudo gana cada vez más presencia.
Cuando estamos situados más o menos debajo de l'Albarda, decidimos atajar yendo sin camino directamente hacia el Coll de les Pinasses, del que nos separan apenas 30 metros de desnivel. Sin embargo, tras haberlo hecho, recomiendo subir un poco más por el camino de Sant Jeroni y tomar el Camí dels Francesos, que lleva al mismo sitio sin dar mucha vuelta, puesto que el ascenso directo es corto pero penoso.
Subimos los metros que nos quedan hasta el collado por terreno empinado y muy descompuesto, repleto de piedrecilla y tierra inestable.
Afortunadamente, nos toma poco tiempo y llegamos rápidamente al Coll de les Pinasses, que separa l'Albarda Castellana, que tenemos enfrente, de Sant Jeroni. A partir de ahora seguiremos las marcas azules que nos llevarán a la misma cumbre.
Aunque el ascenso a l'Albarda Castellana no es para nada complicado, tiene un par de pasos en los que se debe tener cuidado, como este corto paso lateral por el conglomerado.
Tras atravesar un bosquecillo, llegamos a una corta pero vertical canal terrosa que superamos con ayuda de una cuerda.
En lo alto de esta canal terrosa nos encontraremos con el paso más complicado del ascenso: un corto muro de 2 metros que es totalmente vertical pero del que cuelga otra cuerda que nos sirve de mucha ayuda.
El paso desde arriba. Como se ve, no es nada expuesto.
Tras este paso, solo nos quedará una media ladera por el conglomerado para llegar...
...a la cumbre de l'Albarda Castellana, un perfecto mirador de Sant Jeroni y de todo el sector central de Montserrat. A pesar de no ser la cumbre más alta del macizo ni mucho menos, tiene la curiosidad de que es el techo comarcal del Baix Llobregat.
Desde aquí tenemos unas vistas inmejorables del Torrent del Migdia, la canal que divide Montserrat en dos, y de las salvajes cumbres que se nos muestran al otro lado, desde el masivo Montgròs, hasta els Ecos, la segunda cumbre de Montserrat, pasando por el curioso muro rojizo de la Roca Plana dels Llamps y por la torre de la Salamandra.
Y, canal abajo, más allá del Camell de Sant Jeroni, Montserrat se funde con la planicie del Bruc.
Si miramos hacia el este, vemos como el Torrent de Santa Maria se abre camino trazando un cóncavo dirigiéndose a la Abadía de Montserrat (por allí volveremos). Este valle, está perfectamente delimitado por dos aristas: la izquierda, la Serra de les Lluernes, culmina en la Tebaida con la Roca de Sant Salvador o l'Elefant, aunque desde aquí tiene mejor pose la aguja conocida como la Preñada, mientras que la arista derecha es la Serra de l'Alzina de les Paparres, sierra que hemos recorrido desde les Gorres para llegar hasta aquí.
Tras un buen rato de contemplación, descendemos por el mismo camino para dirigirnos a la cumbre que tenemos delante: Sant Jeroni, con la que cerraremos la tríada.
Desde el Coll de les Pinasses tomamos, ahora sí, un buen camino que sube por la otra vertiente del collado.
Este sendero nos deja en la parte superior de la "autopista" de Sant Jeroni, que está incluso empedrada.
Dejamos de lado el monumento conmemorativo de Jacint Verdaguer y empezamos a subir las escaleras que nos dejarán...
...en la doble cumbre de Sant Jeroni, una ocupada por un feo mirador totalmente vallado y otro, donde está ubicado el vértice, libre de toda infraestructura.
Correspondiendo a la importancia orográfica y geográfica de esta cumbre, las vistas son de las mejores de toda Catalunya. Entre el Moro y su Miranda, se ve el urbanizado Vallés, mientras que a la izquierda de las antenas, la Mola intenta competir, sin éxito, con el rey del Prelitoral, el Montseny.
Hacia el norte, nada nos impide la vista hacia el Pirineo, puesto que, fuera del Pla del Bages, con Manresa a la derecha de la foto, las sierras que nos separan de las grandes montañas pirenaicas y prepirenaicas son de mucha menor magnitud que Montserrat.
Pero la imagen que más impresiona desde Sant Jeroni no son las panorámicas lejanas sino el primer plano del frontón norte de esta montaña sagrada. Las centenares de agujas que conforman la vertiente septentrional del macizo forman cual ejército en batalla; algunas más erguidas, otras más tumbadas y otras incluso desplomándose sobre la carretera que recorre el macizo. Pero todas ellas perfectamente individualizadas. Esta estampa es lo que convierte este macizo en algo único.
Y así como l'Albarda Castellana es el techo del Baix Llobregat, a Sant Jeroni le corresponde el honor de serlo tanto del Bages como de l'Anoia, aplegando este pequeño macizo nada menos que tres techos comarcales.
El menguante sol de noviembre empieza a esconderse y nosotros aún tenemos que volver a la Abadía. Por ello, tras disfrutar de estas soberbias vistas de este lugar tan especial, empezamos nuestro retorno, con un primerísimo plano de l'Albarda Castellana, que muestra su mejor estampa desde aquí, y también con una vista algo más escondida de la Miranda de Santa Magdalena, a la derecha del gran Gorro Frigi.
Nuestra vía de descenso es clara, debemos seguir por el fondo del valle que ha excavado el Torrent de Santa Maria, pasando por el desfiladero que queda entre la Tebaida y los Gorros, para llegar a la Abadía, que está escondida detrás de la mole de l'Elefant.
Para ello, cuando nos encontramos con este desvío (que por cierto también indica el inicio del Camí dels Francesos, que podríamos haber tomado para ir a l'Albarda Castellana), giramos a la izquierda para ir al monasterio por el Pla dels Ocells.
Antes de internarnos al fondo del valle, totalmente cubierto por la vegetación y bastante limitado en cuanto a vistas, tenemos una última vista de los Gorros bajo la dorada luz del atardecer.
Tras un buen rato por el fondo del valle, llegamos a la explanada conocida como el Pla dels Ocells. Seguiremos por el camino asfaltado que se ve a la izquierda.
Tras rodear la gran barriga de la Panxa del Bisbe, el Torrent de Santa Maria, hasta ahora plácido, se convierte en un vertical y abrupto desfiladero, por lo que el camino va por su margen izquierdo en un constante descenso por escaleras. Tras la ermita de Santa Anna, que vemos delante, el barranco traza un fuerte giro a la izquierda para llegar al monasterio.
Justo en este punto tenemos una cercana estampa de los Gorros, que se muestran como grises columnas en el anochecer.
Justo cuando el barranco traza el giro, el sendero hace lo propio en el Pas dels Francesos, una estrecha hendidura tallada en la roca con pronunciadas escaleras.
Pasado el Pas dels Francesos, ya solo quedará un último descenso para llegar a la siempre bien iluminada Abadía, ubicada en este entorno tan único e incomparable como es Montserrat.