La fortaleza caliza del Camp de Tarragona

Mola de Colldejou (921 m) desde Colldejou

La Mola de Colldejou y el pueblo de Colldejou desde las afueras del pueblo

El Camp de Tarragona es una llanura abierta al mar situada en el sur de Catalunya, albergando poblaciones tan importantes como Tarragona, Reus y Valls. Esta llanura, desembocadura de ríos como el Francolí y el Gaià, está completamente rodeada por la Serralada Prelitoral, de relieves generalmente suaves y poco accidentados. Sin embargo, en el extremo occidental del Camp de Tarragona encontramos una excepción a este amable relieve prelitoral, pues si miramos hacia esa dirección veremos dos moles calizas que destacan sobremanera desde la llanura. Se trata de la Serra de Llaberia y la Mola de Colldejou, siendo ambos macizos buenos ejemplos de las estructuras montañosas llamadas muelas (mola en catalán). Estos tipos de cumbres calizas suelen tener una meseta prácticamente llana en la parte alta de la montaña, un altiplano que está rodeado de paredes calcáreas, que aíslan estas montañas y las convierten en fortalezas de apariencia inexpugnable en la mayor parte de su circunferencia. Llaberia y Colldejou cumplen con estas características y, al estar una al lado de otra, conforman un dúo indisoluble bien reconocible desde la mayor parte del sur catalán.

La Mola de Colldejou es la más individualizada de las dos. De tamaño mucho menor que Llaberia aunque de altitud idéntica (la supera por un par de metros), la Mola de Colldejou es un ejemplo de diccionario de lo que es una muela. Con una notable pared delimitando todo el entorno de la meseta, que está ocupada por lapiaz excepto en su parte central, la más llana y herbosa, esta cumbre es una fortaleza natural aprovechada por los pueblos que habitaron la zona desde tiempos inmemoriales, ya sea como punto estratégico militar o para dejar los rebaños en este corral de gigantes. Solo en dos puntos de toda la circunferencia la pared cede, uno en cada punto cardinal, permitiendo el acceso a la cumbre de esta bonita montaña. Por estos dos puntos pasaremos en la ruta de hoy, que, saliendo del pueblo que se asienta en la base y que le ha dado nombre a la montaña, Colldejou, nos permitirá trazar una magnífica circular por esta singular cumbre, una de las más importantes y bellas del Camp de Tarragona.

FICHA TÉCNICA

Desnivel550 m

Longitud8,4 km

Altura mínima430 m

Altura máxima921 m

Dificultad técnicaNula. Descenso algo escabroso por la Canal del Batllet.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

La ruta empieza en el centro del pueblo de Colldejou, en cuya plaza principal hay algunos sitios para aparcar. En caso de no encontrar sitio, en la parte baja del pueblo hay unos cuantos más. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

Aparcamos en el centro del pueblo de Colldejou, delante de la iglesia de Sant Llorenç. Empezamos la ruta subiendo por las calles en dirección a la parte superior de la población.

Rápidamente encontramos el señal al Coll del Guix, con señales de GR que iremos viendo prácticamente durante toda la excursión.

Al salir del pueblo por la pista que lleva al collado, aparece ya la bonita estampa de la Mola de Colldejou por encima de los bosques que cubren su falda.

Al otro lado del valle, vemos la otra gran montaña de la zona, de características muy similares a la Mola de Colldejou y de idéntica altura aunque mucho más masiva, la Serra de Llaberia.

La pista asciende suavemente, incluso con algún tramo de descenso, mientras va entrando en un pinar.

El último tramo de la pista es el que asciende más fuertemente, mientras vemos el Coll del Guix muy cercano ya por encima de nuestras cabezas.

Llegamos así al Coll del Guix, que separa la Serra de Llaberia de la Mola de Colldejou y que, por tanto, es un importante punto de inicio para ascender a estas montañas. Si se quisiera acortar la jornada, se puede llegar hasta aquí con cualquier coche, ya que la pista está en buen estado.

Desde el collado, tenemos una perspectiva distinta de la Mola, pudiendo ver la frontera entre la caliza de su cumbre, desprovista prácticamente de vegetación, y su base arcillosa. El sendero sale desde el mismo collado y empieza a ascender con decisión.

Ascendidos unos 50 metros, se nos presenta una decisión. Por la derecha iríamos por la Canal del Móra, en un ascenso algo más directo y empinado. Nosotros seguimos por el GR, por el camino de la izquierda, subiendo de forma algo más gradual.

El camino, repleto de guijarros, sube en diagonal a medida que la vegetación se va tornando más escasa y dura.

Ascendido la mitad del desnivel, empezamos a entrar en la hostil caliza, justo en el punto donde aparece un gran hito que además sirve como buen mirador de la vecina Llaberia, que también es una muela aunque de proporciones mucho más colosales.

La Mola de Colldejou, como toda muela que se precie, está completamente rodeada de pared a excepción de puntos muy concretos donde la pared cede y permite el acceso a la amable parte superior. Estamos en uno de estos pasos, el Portell de les Processons, principal punto de acceso por el sur.

Tras entrar en el patio de armas de la fortaleza, el terreno se suaviza y empieza a aparecer el karst tan típico de este tipo de montañas.

La pendiente remite cuando llegamos a lo alto del altiplano, que curiosamente y a diferencia de sus partes exteriores, está cubierto de hierba y con muy poco lapiaz. La cumbre está en el extremo oriental de la meseta y hacia allí nos dirigimos.

Pasamos por el lado de un pequeño lago utilizado por el ganado, que pace en esta montaña en ciertas épocas del año.

El horizonte septentrional se despeja al fin, apareciendo todas las montañas del Priorat, destacando su cordillera principal, el mágico Montsant, estando su máxima altura, la Roca Corbatera, en la punta derecha de este alargado macizo.

Tras pasar por varias cotas herbosas, aparece al fin la cumbre, distinguible por la gran torre que se asienta en el punto más alto.

La cima de la Mola está ocupado por el Castell de la Mola, construido durante la tercera guerra carlina como torre de telegrafía óptica. A pesar de ello, se cree que en la Mola, debido a su relevancia estratégica, muchos pueblos pretéritos hicieron sus edificaciones, como los íberos o los romanos.

Estamos a la par que la Serra de Llaberia, a la que superamos por apenas dos metros. Aunque no lo parezca, Llaberia también es una muela, aunque su tamaño es tan grande que sus límites no son visibles a simple vista.

La cumbre de Llaberia es la Miranda, fácilmente identificable por el radar meteorológico que se encuentra en su cumbre, que parece que también está siendo visitada por montañeros.

Tras la larga pared de Llaberia, la Cordillera Prelitoral sigue con las montañas de Tivissa y Vandellós, de menor altura, para volver a elevarse en la hoy difuminada Serra de Cardós. Más allá, se llegan a intuir las sombras del macizo de los Ports.

Nunca deja de sorprender la antítesis que existe en este tipo de montañas calizas, entre el intenso verdor y suavidad de su interior con el vacío de abismos blancos que rodea estos oasis.

Como ejemplo principal de este gran contraste, me fijo en este bucólico prado donde resisten tres pinos, a pocos metros del vacío que se intuye un poco más allá.

Vale la pena ir hasta el extremo este de la meseta, donde encontramos un buzón.

Desde este mirador, con el pueblo de Colldejou a nuestros pies, observamos como tras las últimas montañas que rodean el pueblo se abre el Camp de Tarragona, con el Mediterráneo en el horizonte cubierto de calima.

Esta misma calima nos impide ver el otro extremo del Camp de Tarragona, pero llegamos a distinguir las montañas de Prades, que culminan la Prelitoral en la provincia de Tarragona.

El viento es muy intenso y la sensación de frío es cada vez mayor, por lo que empezamos la bajada, ahora por la otra vertiente de la Mola, la septentrional.

El camino nos lleva al único paso disponible en esa dirección, el Portell de la Cova de la Mola que, en un descenso algo más accidentado que el utilizado para subir, nos permite salvar la pared.

Tras un breve paso de destrepe procedemos a bajar por la tartera que se desprende de las paredes calizas, que tienen formas muy sugestivas desde este punto.

Tras el corto e incómodo paso por la tartera, el sendero abandona el fondo de la Canal del Batllet y va por su herboso lateral, igual de empinado pero más cómodo.

El sendero va ahora por lo alto de una arista, con cada vez más vegetación a nuestro alrededor.

Atrás quedan las paredes que guardan la cumbre de la Mola, pudiéndose distinguir perfectamente el corte del Portell por el que hemos bajado. Cuesta de imaginar que detrás de estas ceñudas murallas hay extensos prados de un intenso verdor.

Cuando vemos que delante nuestro el paso se corta por unos escarpes, el sendero gira abruptamente a la derecha para entrar...

...en una canal terrosa, bastante descompuesta y que bajamos con cuidado.

Tras su descenso, la pendiente remite y avanzamos por un bosque siguiendo las marcas de GR antes de desembocar en...

...una pista, que seguimos hacia la derecha. No la seguimos más que 500 metros antes de que las marcas de GR nos conminen a abandonarla de nuevo por un sendero que se abre a la izquierda.

Este sendero desciende suavemente por el bosque antes de...

...ver de nuevo el pueblo de Colldejou, al que llegamos rápidamente. Cerramos así esta bonita circular por una de las montañas más emblemáticas del Camp de Tarragona.