El regio escudero de Port del Comte
Puig Sobirà (1.937 m) y Roca de Canalda (1.690 m) desde Canalda
Puig Sobirà, con la Roca de Canalda a la derecha, desde el Cap del Pla
Si el Puig Sobirà es un apéndice del Port del Comte, la Roca de Canalda se puede considerar un apéndice del Puig Sobirà. Poco prominente pero muy atractiva, la base del Roc es una gran muralla rojiza muy vistosa por lo accidentada que es: podemos encontrar desde secciones agujereadas como un queso gruyere, hasta torreones bien separados de la pared, pasando evidentemente por los grandes abrigos rocosos de la base que son, probablemente, lo más famoso de la zona. En las “baumas” del Roc de Canalda encontramos varias casas adosadas a la pared, algunas habitadas hasta una época tan reciente como mediados del siglo pasado, que nos dan una idea de lo dura que era la vida en estos terrenos de montaña.
En esta ruta se propone visitar los principales puntos de interés del Puig Sobirà, visitando primero la base del Roc de Canalda con sus “baumas” para ascender, por la cara sur de la montaña, hasta su doble cumbre. Realizando un descenso directo bastante aventurero hasta los Colls, pasamos a recorrer la parte alta del Roc de Canalda para descender por la cara este, cerrando una circular muy completa donde conoceremos en profundidad esta gran montaña prepirenaica.
El Port del Comte, uno de los principales macizos del Prepirineo, es un gran cordal calizo, homogéneo tanto en altura como en relieve, que se extiende largos kilómetros tal como si fuera un desierto calcáreo. Precisamente debido a su homogeneidad, encontramos muy pocas cumbres destacadas en el macizo, siendo la mayoría (incluso su punto más alto, el Pedró dels Quatre Batlles) apenas protuberancias que surgen en medio del extenso altiplano. Existe, sin embargo, una notable excepción. En su parte más meridional, casi formando un núcleo aparte del mismo, encontramos una mole boscosa perfectamente individualizada, circunstancia que la distingue sobremanera dentro de la vasta mole del Port del Comte.
Estamos hablando del Puig Sobirà, la segunda cumbre más prominente del macizo después, obviamente, de su punto más alto, siendo, sin embargo, una cumbre mucho más atractiva que la propia cima de Port del Comte. Esta regia montaña bicéfala, separada del núcleo principal por la Collada del Tancat, se aleja bastante de la tónica general de la zona. Una densa foresta cubre buena parte de sus laderas (y también la cumbre, que no destaca precisamente por sus vistas), a excepción de ciertos puntos, sobre todo en su cara sur, donde potentes paredes rompen el dominio del bosque, como por ejemplo la Roca de Canalda.
Puig Sobirà, con la Roca de Canalda en primer plano, desde la Creu de Codó
Desnivel780 m
Longitud10,7 km
Altura mínima1.300 m
Altura máxima1.937 m
Dificultad técnicaTramo muy empinado y algo comprometido en el descenso desde el Puig Sobirà Oriental hasta els Colls. Tramo sin camino para el ascenso al Camp del Cirerer y en partes del cresteo de la Roca de Canalda.
Track en WikilocMapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix
El inicio de la ruta es la unión entre la pista de la Balma de la Granella y la carretera L-401. Justo antes del inicio de la pista, hay un pequeño apartadero donde caben unos pocos coches. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.
Iniciamos la ruta en la frontera sur del Port del Comte, con dos de sus cumbres más importantes visibles desde el primer momento: el Puig de les Morreres, cima de la Serra de Querol, y el Tossal de la Creu de Codó, con su característica cumbre aplanada.
Con la gran pared rojiza de la Roca de Canalda en lontananza, subimos por la pista (por la cuál volveremos) hasta llegar a esta señal. Aquí nos desviaremos por...
...el sendero que aparece a mano izquierda y que entra en el bosque.
Cuando llegamos a la base de la pared, nos encontramos con un sendero en mejor estado que recorre la base horizontalmente. Así pues, lo comenzamos a seguir en dirección oeste, casi siempre pegados a la muralla, que en buena parte del recorrido está horadada con abrigos rocosos de mayor o menor tamaño.
La pared del Roc no es para nada lisa y homogénea. Está bastante horadada y tiene una apariencia multicolor. Además, espontáneamente surgen espolones de la pared, formando recovecos rocosos bastante curiosos, como el de la foto, denominado el Ditet.
Aunque a veces el sendero principal se desvíe de la pared para seguir un trazado más cómodo, senderos secundarios, algo sucios, nos permiten seguir bajo la muralla en casi todo momento, lo que nos permite ver perspectivas como la de la foto. En el horizonte se distingue la sierra boscosa que debemos alcanzar tras recorrer la base de la Roca.
Llegando ya al final de nuestro travesía horizontal y tras encontrar previamente varios ejemplos, aunque mucho peor conservados, encontramos la Casa de la Rita, un perfecto modelo de casa alojada dentro de un abrigo rocoso. Aunque podemos encontrar varios ejemplos en Catalunya de casas dentro de baumas, de las que he visto, esta es la mejor conservada y la más grande, con la particularidad de que, a diferencia de muchas otras, ésta tiene techo propio en vez de utilizar el de la bauma.
Aunque los moradores de la casa, como Rita, su última habitante, debían estar acostumbrados, el hecho de salir fuera de la casa y ver esto al mirar hacia arriba... Impresionante.
Tras esta curiosa visita, seguimos con nuestra travesía, de la que ya podemos distinguir el final. La última pared que se ve, en su parte inferior tiene una terraza herbosa. Por ahí pasaremos en nuestro camino al collado boscoso que se observa a la izquierda.
Cuando abandonamos la pared, se nos presenta una importante bifurcación (aunque en la foto no se distingue muy bien). En la parte sombreada, un sendero baja con fuerza en dirección a la carretera. Nosotros seguimos por el de la derecha, que sube en zigzag por una canal arbolada.
Cuando llegamos a la terraza, vale la pena mirar atrás para ver la muralla de la Roca de Canalda, que hemos recorrido casi entera por su base. En unas horas la recorreremos por arriba.
El sendero entra en el bosque y nos lleva a una pista que viene del Zoo del Pirineu y llega a los Colls, collado por el que también pasaremos tras bajar del Puig Sobirà. Sin embargo, no seguimos ni una ni la otra, sino que tomaremos la que se abre enfrente nuestro.
En este punto vemos por primera vez el Puig Sobirà, o al menos la pared detrás de la cual se esconde su cumbre oeste, la secundaria.
Avanzamos hacia el oeste por la pista sin ganar apenas altura hasta...
...que llegamos al inicio de una pista abandonada, señalado con hitos. Si siguiéramos por la pista por la que andamos, llegaríamos al Camp del Cirerer por su parte inferior, teniendo que perder y ganar algo de altura. Como no queremos dar tanto rodeo, intentaremos atajar yendo a buscar la parte superior del campo, aunque esto implique andar sin camino un rato. Así pues, tomamos esta pista abandonada.
La pista gira a la derecha y, ya casi desaparecida, avanza hacia el norte hasta difuminarse definitivamente.
En este punto, giramos a la izquierda y comenzamos un ascenso sin camino por una pedregosa ladera bastante empinada en lo que será el tramo de subida más duro del día, por incómodo y engorroso.
Tras superar la ladera, avanzamos a media pendiente hasta situarnos cerca del límite superior del Camp del Cirerer. Unos metros por debajo, intuimos el trazo de una pista y nos dirigimos hacia allí.
Avanzamos por la pista hasta...
...llegar a una curva, punto donde la pista empieza a descender por el campo. Justo en este punto, un sendero se interna en el bosque y llega al final de otra pista contigua. En ese lugar, se reanuda y empieza a subir por la pendiente.
El sendero sale rápidamente del bosque y avanza en diagonal por la árida ladera caliza de la cara sur del Puig Sobirà.
Habiendo ascendido algo más de 100 metros de desnivel, trasponemos un paso después del cual aparece el ancho collado que nos servirá para entrar en la cara oeste del Puig Sobirà.
En nuestra travesía, se nos despeja por primera vez el panorama occidental, lo que nos permite reconocer otras grandes sierras del Prepirineo de Lleida, como Aubenç con la soberbia pared del Coscollet, una de las paredes de mayor magnitud de todo el principado.
O, más allá, el inconfundible perfil serrado del Montsec, concretamente el Montsec de Rúbies, el más oriental y elevado de los tres. La muralla de su cara sur queda disimulada en toda la sierra excepto en su parte más cercana, donde se distingue perfectamente la Roca Alta y la Roca dels Arcs. En primer plano, la fortaleza conglomerada de la Mola de Sant Honorat y el macizo del Corb, un desconocido y bellísimo macizo del Alt Urgell.
Concluida la diagonal, el sendero entra de nuevo en el bosque unos metros por encima del collado y...
...se une a la pista que recorre la cara oeste del Puig Sobirà. El carril, en suave ascenso, avanza por un bosque bastante aclarado hasta llegar...
...al llamado Pas de les Eugues, punto en donde la pista salta a la cara norte del Puig en busca de la Collada del Tancat, collado que separa la montaña donde estamos del resto del Port del Comte.
Es justo en este momento donde debemos abandonar la pista y tomar el sendero que, marcado por hitos, sube con decisión por un bosque más denso en busca de la cumbre. El sendero a veces se pierde, aunque, si estamos atentos, siempre veremos algún hito que nos confirma la, en cualquier caso, clara dirección.
Ascendidos unos 100 metros de desnivel, llegamos a la parte alta de la montaña. Los hitos, que no abundan, continúan hacia el este para dirigirse a la cumbre principal del Puig Sobirà. Sin embargo, su vértice geodésico está en su antecima oeste, que queda escondida entre el frondoso arbolado y que tendremos que buscar.
Tras deambular unos minutos por el bosque, encontramos el vértice, completamente rodeado por la fronda y sin apenas vistas, por lo que el interés paisajístico de esta cima es más bien escaso.
Así pues, casi sin pausa seguimos nuestro camino hacia la cumbre oriental del Puig Sobirà, la principal de esta montaña. Avanzamos sin camino pero sin necesidad de él, sabiendo que solo tenemos que dirigirnos hacia el este ganando levemente altura.
En nuestro recorrido, pasamos por puntos donde se despeja momentáneamente el paisaje hacia una dirección concreta, divisando, en el caso de esta foto, el panorama occidental: en primer plano, el estético Cogulló de Turp, en segundo, las sierras de Carrànima y de Carreu y, en un tercer plano, la silueta de Guara.
En otras ocasiones, se nos abre el panorama septentrional, enteramente ocupado por la mole del Port del Comte. En la foto, la Serra de Campelles, una de sus estribaciones, de la cual nos separa el valle de Odèn.
La meseta somital del Port del Comte, donde se encuentran sus cimas, se intuye en lo alto de las extensas laderas calizas que protegen todo su contorno. El Pedró dels Quatre Batlles, su cumbre más alta, no se distingue bien, pero el amplísimo domo de la Gespeguera es bien visible en la parte izquierda.
No tardamos en llegar a la cumbre del Puig Sobirà, ocupada por un gran hito y por un poste metálico con su correspondiente buzón.
La cima tiene poco más visibilidad que la antecima oeste, así que si queremos ver algo, tenemos que avanzar hacia su extremo oriental para poder gozar...
...de una panorámica completa del Port del Comte, con sus dos partes, el Port del Comte propiamente dicho, y la Serra de Querol, a la derecha, bien separadas por el ancho rellano de la Bòfia.
Si miramos un poco más hacia el este, tenemos una soberbia perspectiva de otro de los grandes macizos del Prepirineo Oriental catalán: la Serra d'Ensija.
Tras desayunar algo, empezamos el retorno. Lo habitual sería volver sobre nuestros pasos para recuperar la pista y rodear el Puig Sobirà por el norte para tomar el camino que, desde la Collada de les Credes, desciende de nuevo hasta la carretera. Sin embargo, esto implica un buen rodeo. Por ello, decidimos realizar un descenso mucho más directo y bajar por la empinada arista sureste del Puig Sobirà.
Al principio, seguimos unos hitos que desaparecen rápidamente mientras nos adentramos en terreno cada vez más empinado y pedregoso. Es muy importante tomarla dirección correcta en este descenso, porque, en caso contrario nos encontraríamos de frente con una de las numerosas paredes que defienden el Puig Sobirà. En caso de no querer complicarse la vida, recomiendo volver por el camino normal.
Alrededor de los 1800 metros de altura, llegamos a la parte más empinada del descenso. El bosque, prácticamente vertical en este punto, es un engorro porque nos impide ver con claridad dónde poner los pies. Al menos, podemos ayudarnos de las ramas para descender con algo más de seguridad.
Cuando el bosque se despeja lo suficiente, nos reconforta ver cómo los prados de la Roca de Canalda van acercándose poco a poco.
Tras superar la parte más complicada del descenso, la pendiente va menguando y facilitando las cosas. Es en este momento cuando cambiamos de dirección y nos dirigimos hacia el sur para llegar a los Colls, donde encontramos un poste de direcciones. Hasta aquí llega la pista por la que hemos caminado hace unas horas, siendo ésta una buena opción de retorno. Como nosotros queremos visitar la Roca de Canalda y realizar una circular completa, seguimos recto por el sendero que se abre delante de nosotros.
Pocos metros más allá del poste, pegado a la pared de la Roca, existe un magnífico mirador del panorama que nos quedaba por ver, el meridional, donde tenemos vistas tan fabulosas como la de Montserrat alineado con el embalse de Sant Ponç.
O esta, de la pared del Puig Sobirà vigilando el Camp del Cirerer, por donde hemos subido.
Aunque lo parezca, no estamos en la cumbre propiamente dicha de la Roca de Canalda, que se ubica un poco más hacia el este. Para ir a ella, simplemente debemos recorrer los suaves prados en dirección a su cima, que vemos más allá.
En un momento dado, una breve pero densa barrera de arbolado nos obstaculiza el paso. A pesar de que podríamos luchar por nuestro paso, es preferible acercarnos al borde del cortado, punto donde los árboles ceden un poco, y atravesar la barrera con comodidad.
Avanzando unos metros por el mismo borde de la muralla, sin peligro pero con sensación aérea, aparecemos en la cumbre de la Roca de Canalda, también llamada Cap de la Roca de Canalda para diferenciar la montaña en sí de la punta más alta.
Sin ningún tipo de vegetación para tapar vistas, tenemos esta soberbia panorámica del reino de peñas que surge en la frontera entre el Berguedà y el Solsonés, con la ya mencionada Ensija en la punta izquierda, las grandes cúpulas boscosas de los Rasos de Peguera en el centro, alineadas con el risco aislado del Tossal de la Creu del Codó y, en la punta derecha...
...las fortalezas de conglomerado que guardan el invisible embalse de la Llosa del Cavall; con la Mola de Lord y su santuario en el centro de la foto y el curioso sinclinal de la Serra de Busa al otro lado del pantano. Tras Busa se puede ver la poco conocida Serra dels Tossals, que visitamos hace un tiempo.
También vale la pena mirar atrás para observar las dos cabezas que conforman el Puig Sobirà. También vemos los motivos por los que debemos acertar con el camino para descender por la arista sureste; solo existe una corta banda boscosa por la que se puede bajar con facilidad, todo lo demás está cortado por muros calizos.
Ahora ya sí, empezamos el retorno definitivo. Y lo hacemos sin camino en un primer momento, descendiendo por la cara norte de la Roca de Canalda por un terreno empinado pero cómodo hasta que...
...nos encontramos con el sendero de la Roca, que hemos abandonado cerca de los Colls y que ya no abandonaremos.
El sendero nos lleva a un rellano calizo al otro extremo del cual termina una pista. Es la misma pista en el inicio de la cual hemos dejado el coche.
Aquí ya nos despedimos del Puig Sobirà, cuya cumbre se yergue al fondo del barranco por el que hemos descendido y que dejaremos de ver en breve.
Avanzando por la pista, vemos como la pared de la Roca de Canalda va ganando potencia a medida que avanza.
La pista atraviesa un portillo entre rocas cerca de la Balma de la Granella y sigue en su descenso.
Llegamos a tocar la incipiente pared de la Roca de Canalda antes de emprender...
...el descenso definitivo hacia la carretera, finalizando esta ruta a una magnífica montaña del Prepirineo de Lleida.