Caminando por el techo de Galicia
Peña Trevinca (2.127 m), Peña Negra (2.126 m) y Peña Surbia (2.116 m) desde Fonte da Cova
La Peña Trevinca y la Peña Negra desde la Peña Surbia
Culminando los impresionantes valles glaciales que convergen en este nudo se eleva la Peña Trevinca, techo de Galicia y Zamora, y, por consiguiente, una de las montañas más prominentes de la península ibérica. Fiel a la tónica apacible del macizo, la Peña Trevinca, vista desde el valle glacial del Tera se presenta como una gran pirámide de hierba y roca, mientras que sus otras vertientes son dóciles laderas herbosas donde la pendiente apenas se hace notar. Junto a la Trevinca, otras montañas de apariencia más agreste coronan el macizo: la Peña Negra, una bonita y afilada cresta de pizarra, y la Peña Surbia, el imponente diente que destaca como el relieve más individualizado del cordal. Proponemos una excursión larga y sencilla, donde podemos descubrir estas montañas solitarias y hermosas, algunas de las más relevantes de la península ibérica, que constituyen uno de los parajes más especiales del noroeste español: remotos, serenos y cargados de carácter.
En el extremo suroeste de Galicia se alzan sus mayores alturas, el único punto donde se superan los 2000 metros en toda la tierra gallega. En este vértice suroriental aparecen los representantes gallegos más ilustres de uno de los principales sistemas montañosos de nuestro país: el Macizo Galaico-Leonés. La frontera entre León, Zamora y Ourense está delimitada por la Sierra Segundera, donde se alternan masivas montañas de formas suaves y vegetación esteparia con afloramientos de puntiaguda pizarra y grandes losas de granito. En el corazón de este extenso macizo, nacen varios ríos de cierta importancia, como el Bibei, el Xares y, sobre todo, el Tera– importantes afluentes del Sil y el Esla, respectivamente. Las cabeceras de estos ríos conforman un nudo montañoso donde se encuentran las mayores alturas del sector.
La Peña Surbia desde el norte
Desnivel900 m
Longitud17,8 km
Altura mínima1.700 m
Altura máxima2.127 m
Dificultad técnicaAscenso empinado y sin camino por la cara noreste de la Peña Surbia. Tramo algo abrupto entre la Peña Negra NE y la Peña Negra.
Track en Wikiloc
Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix
Desde el Alto de Fonte da Cova, una ancha pista en buen estado desciende hacia una gran cantera, de la que entran y salen camiones y maquinaria pesada pero que es accesible para el público. Cuando llegamos a un collado, podemos aparcar en la cuneta de la pista, con espacio suficiente para dejar varios coches, siempre con cuidado de no obstaculizar el paso de los vehículos que trabajan en la cantera. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace de Google Maps.
Esta región fronteriza está plagada de canteras de pizarra que carcomen la montaña. La primera parte de la excursión va a estar protagonizada por el ruido constante de maquinaria pesada y camiones, que rugen tanto en el fondo de los valles como en lo alto de las canteras, que llegan hasta la misma cresta de las montañas.
Empezamos la ruta en el collado con cota 1.698 m, rodeados de montañas de pizarra y montones de derrubios. Subiendo por la pista en dirección sur, no tarda en aparecer una placa de pizarra con el nombre de Trevinca apuntado en ella. Curioso indicador.
Después de ascender consecutivamente por varias terrazas, llegamos a una pista que abandona la cantera y que, con el Alto de los Valellos delante, empieza a dirigirse hacia el sur por la arista.
Al ganar algo de altura, se revela, tras la cantera que hemos dejado atrás, la pista que desciende desde el Alto de Fonte da Cova y que hemos aprovechado para ahorrarnos unos kilómetros. A la izquierda, más canteras, éstas en el lado gallego de la frontera.
Afortunadamente, hacia delante el panorama mejora, y de qué manera. Habiéndonos apartado definitivamente de las cicatrices de la civilización, delante nos espera el paraíso natural que es el entorno de la sierra Segundera, destacando la espectacular Peña Surbia, a la izquierda del barranco que vemos en el centro de la foto. La punta nevada que asoma por detrás del barranco no es otra que la Peña Trevinca, principal objetivo de la jornada.
A pesar de que el trayecto por la pista es largo, no se hace pesado gracias a la belleza del entorno y la diversidad de perspectivas, que van cambiando a medida que nos acercamos a la Peña Surbia.
Por ejemplo, a nuestra izquierda vemos la cumbre del Picón, en lo alto de una elegante arista que sale del lado leonés. Y en el extremo más alejado, divisamos el Vizcodillo, cima de la Sierra de Cabrera y segunda mayor altura de toda la región.
Cuando hemos rodeado del todo el Alto de los Valellos, la pista pasa a la vertiente oriental de la sierra y se convierte en sendero, manteniendo la dirección sur.
Es entonces cuando aparece el gran Teleno, cumbre principal del sistema Galaico-Leonés y uno de los gigantes orográficos de la península Ibérica.
Tras un rato de marcha, el sendero vuelve a saltar a la vertiente occidental de la arista, ahora ya definitivamente, para dirigirse al collado que separa el Alto de O Puertas de la ya cercana Peña Surbia.
Al aproximarnos a esta montaña, se descubre la Lagoa da Serpe, la pequeña y pintoresca laguna que se aloja entre los verticales roquedos de pizarra que afloran en esta agreste vertiente. Como vemos, los escarpes septentrionales de la Sierra Segundera son bastante abruptos, a diferencia del apacible corazón del macizo, que vamos a ver dentro de no mucho rato.
Al alcanzar la vertical del collado, comenzamos un ascenso más decidido, aprovechando los tubos herbosos que se abren entre los afloramientos rocosos.
En poco tiempo, alcanzamos el Portillo Puertas, con el pico homónimo ofreciendo una bonita estampa al otro lado.
Desde aquí, el sendero bordea la cara este de la Peña Surbia para entrar en el alto valle del Tera. Sin embargo, nosotros queremos ascender a esta montaña, por lo que emprendemos un ascenso directo por su cara norte, que tiene esta guisa.
A pesar de que no hay sendero alguno, vemos varios hitos en la empinada ladera, por lo que al menos sabemos que no somos los primeros en tener esta idea.
A pesar de que el ascenso es bastante empinado, aprovechamos los pasillos herbosos que nos facilitan la subida hasta encontrarnos con una barrera rocosa, que sorteamos por la izquierda.
Por encima de la barrera rocosa, nos incorporamos a una cómoda vira que llega hasta la misma cresta de la montaña.
Desde la vira, vemos el centenar de metros de desnivel que hemos ascendido desde el collado, con la cima de O Puertas al otro lado. En el horizonte, los Montes Aquilianos y el Teleno.
La vira desemboca en la cresta, desde la que ya solo quedan una veintena de metros para llegar...
...al mogote rocoso de la Peña Surbia.
Al ser la montaña más septentrional del macizo, las vistas hacia esta dirección son espléndidas, quedando a la vista la mayor parte del recorrido realizado desde la cantera de Fonte da Cova. Más allá de la hoya del Bierzo, el horizonte está ocupado por las montañas de la Cordillera Cantábrica, entre las que destacan...
...la pirámide del Cornón y...
...los Picos del Fontán, además de la inconfundible pirámide de la Peña Ubiña.
Al este, la Sierra Segundera sigue su trayecto hasta convertirse en la Sierra de Cabrera, con su máxima altura, el Vizcodillo, asomando por detrás del Picón.
Hacia el sur, aparece al fin el valle del Tera, uno de los mejores ejemplos de valle glacial de la península. El río, trazando amplios meandros y rodeando domos pulidos por la glaciación del cuaternario, desciende suavemente hasta desembocar en el Lago de Sanabria, el mayor lago glaciar fuera de los Pirineos.
Este río nace en el circo que se extiende a nuestros pies, coronado por las tres grandes montañas del macizo, cuyas otras dos representantes ahora se revelan con claridad...
...la Peña Negra, encaramada sobre una gran muralla de oscura pizarra...
...y la Peña Trevinca. Desde la Peña Surbia, crestearemos el circo cabecero del Tera para llegar hasta esta montaña.
Empezamos bajando por la cresta occidental de Peña Surbia, avanzando entre pizarras y matorrales.
Durante el descenso, tenemos la oportunidad de ver los potentes espolones septentrionales que se desprenden del macizo, como el de la Peña Trevinca Norte, donde la pizarra se retuerce y forma torturadas formas en la arista.
Cuando llegamos al collado, un senderillo empieza a remontar hacia la siguiente elevación, que lleva el nombre de Alto Ladeira da Medias.
Desde esta modesta cota, se obtiene una vista inmejorable de la Peña Surbia, que aquí se muestra en su faceta más imponente.
El sendero bordea ahora la Peña Negra NE, que aparece a nuestra derecha, y se dirige directamente hacia la Peña Negra. Sin embargo, queremos subir a esta antecima y nos dirigimos a ella sin camino pero sin dificultad alguna.
Desde esta cota, se tiene una bonita vista de la Peña Negra, la cima más aguda del cresterío, flanqueada a su izquierda por paredes de pizarra y a su derecha por un paredón que...
...se desploma largos metros hacia el Barranco del Castaño. Al fondo, se distingue la poderosa silueta de otra gran montaña del sistema Galaico-Leonés: la Cabeza de Manzaneda.
Para no desandar nuestros pasos y retomar el camino, destrepamos un corto resalte de pizarra, tan sencillo que apenas requiere apoyar las manos.
Pronto nos unimos de nuevo al sendero, que inicia el ascenso hacia el agudo diente de la Peña Negra.
El camino busca los pasos más cómodos, esquivando en lo posible los afloramientos rocosos, hasta que finalmente ataca de frente el rocoso casquete somital.
Coronamos así la Peña Negra, segunda cima en altura de la Sierra Segundera, apenas un metro por debajo de la Trevinca, cuya cima ya se adivina cercana.
La Peña Surbia aparece como la cumbre más individualizada del macizo, marcando el extremo septentrional del valle del Tera.
Río que nace justo a nuestros pies y que se ve obligado a serpentear por entre las grandes lomas que caen de las anchos rebordes del macizo.
Dejamos atrás la cima principal de la Peña Negra y ascendemos a su antecima SE, claramente inferior en altura.
Desde allí, nos adentramos sin obstáculos en el extenso rellano cubierto por la típica vegetación esteparia que domina en este macizo.
Cuando llegamos al collado, 60 metros de cómodo desnivel son los que nos separan de...
...la Peña Trevinca, techo de Galicia y de la provincia de Zamora, cumbre de la Sierra Segundera y tercera en altura del sistema Galaico-Leonés. Buen currículum.
Hacia el noroeste, la Sierra Segundera pierde altura de forma muy progresiva hasta fundirse con el valle del Sil, al otro lado del cual se adivinan las siluetas de la Sierra del Courel y de los Ancares.
Al norte, la Peña Negra y la Peña Surbia limitan bastante las vistas hacia esa dirección. Entre ambas, el Alto de Fonte da Cova, punto de partida de la ruta.
Al este, el valle del Tera, uno de los mejores ejemplos de modelamiento glacial que un servidor ha presenciado.
Hacia el sur, una sucesión de amplísimas crestas se pierden en la lejanía, destacando la mole del Moncalvo en el centro de la foto.
Finalmente, hacia el suroeste, el panorama lejano se ve protagonizado por el Cabeza de Manzaneda a la derecha y, en el horizonte brumoso, por las montañas portuguesas de la Serra de Larouco.
Para el regreso, bajamos de nuevo al collado con la Peña Negra y tomamos el sendero de la derecha, en dirección al llamado Espolón Bachmann, una arista que desciende al valle del Tera.
Mientras avanzamos, echamos un vistazo a la Peña Trevinca, que pese a su relevancia, no luce un porte especialmente espectacular.
Muy diferente es el perfil de la Peña Negra, con su cresterío rocoso y puntiagudo, de lo más bravío del dócil macizo de Trevinca.
Recorrido la mitad del espolón, el sendero gira a la izquierda para empezar un descenso más abrupto, yendo a buscar la cabecera del circo del Tera.
El camino traza una larga diagonal que llega a tocar las aristas que bajan de la Peña Negra para después virar de nuevo a la derecha.
El sendero, bien trazado, cruza pequeños barrancos bien provistos de agua y escondidos bajo un denso matorral. Finalmente, aprovecha uno de los espolones de la Peña Negra para…
...descender definitivamente hasta el fondo del valle.
Desde aquí abajo, impresiona mirar la pared pizarrosa de la Peña Negra con sus distintas puntas vigilándonos desde lo alto.
El fondo del valle está encharcado por turberas, ocultas entre el espeso manto arbustivo que lo cubre casi por completo. El sendero, en algunos tramos, es apenas visible hasta que se da el siguiente paso.
Aun así, nunca se pierde del todo: en ocasiones se desdibuja al vadear un barranco, pero reaparece pocos metros más adelante. De vez en cuando, algunos postes indicadores nos confirman que seguimos la buena dirección.
El sendero abandona el fondo del valle y traza una larga diagonal en constante pero suave ascenso por la cara sur de la Peña Surbia, buscando el collado de la Portilla de Morena Cavada, visible al fondo, bajo la cresta del Picón.
Muy cerca del collado —al que no llegamos a descender— encontramos un importante cruce de caminos. Desde aquí podríamos seguir descendiendo por el valle del Tera, en dirección al embalse de la Vega de Conde, o bien abandonar el curso del río y regresar hacia Fonte da Cova, opción que elegimos.
Antes de girar hacia el norte, sin embargo, nos detenemos para despedirnos del precioso valle glacial del Tera y sus cumbres, con el circo cimero presidido por la Peña Negra y la casi oculta Trevinca despidiéndose en la distancia.
El sendero bordea de nuevo la cara este de la Peña Surbia, pasando cerca de un rocoso promontorio en una subida algo más exigente.
No tardamos mucho en volver a divisar el Portillo Puertas y el pico que lo custodia, punto donde cerramos la circular.
Ya en terreno conocido, comenzamos a alejarnos del macizo de Trevinca, cuyas defensas exteriores, tan imponentes como su apacible interior, hemos tenido el privilegio de recorrer en esta magnífica excursión.