Cresteando por el Mediterráneo
Carcaixells d'en Dalmau (342 m), Montclar (401 m), Puig de les Cols (418 m) y Pedralta por Can Llaurador
Els Carcaixells d'en Dalmau, con el Montclar culminando la cresta
La Cordillera Litoral catalana es, de entre las principales cordilleras del principado, la de menor altura y entidad. Con unas alturas que, como mucho, llegan a los 700 metros, sus montañas suelen estar cubiertas de bosque y no destacan ni por su verticalidad ni por sus grandes paisajes. Sin embargo, existen excepciones a esta regla general. En el nordeste de Catalunya, formando parte de la Costa Brava, encontramos el macizo de l’Ardenya o de Cadiretes, un cordal que apenas supera los 500 metros, pero que, al entrar en contacto con el mar, forma un litoral escarpado y agreste. Más allá de su abrupto sector costero, su mayor atractivo se encuentra en su parte septentrional. Y es que este macizo, de naturaleza granítica, es de los pocos de la Cordillera Litoral donde esta roca aflora con fuerza y protagoniza el paisaje. Entre el bosque mediterráneo emergen lisos domos de granito y estilizadas agujas que difícilmente imaginarías tan cerca del mar. De hecho, existe incluso la posibilidad de hacer un cresteo (sí, no es broma) en esta zona: los Carcaixells d’en Dalmau. Su sucesión de domos graníticos constituye, probablemente, la única cresta de la Serralada Litoral, un rincón de verticalidad a pocos kilómetros del Mediterráneo. En esta reseña se propone la realización de esta cresta, aderezada con las dos cumbres principales de este sector de l’Ardenya, el Montclar y el Puig de les Cols, finalizando con la visita a la piedra basculante más famosa de Catalunya, la Pedralta, que pondrá la guinda a esta entretenida excursión por el precioso macizo de Cadiretes.
Desnivel750 m
Longitud11,8 km
Altura mínima50 m
Altura máxima418 m
Dificultad técnicaPasos de trepada constantes en la cresta de los Carcaixells, la mayoría de I grado. Al principio de la cresta, pasos con cadena algo expuestos, alguno puede llegar al II grado.
Track en WikilocMapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix
Una pista en muy buen estado conduce al parking de Can Llaurador donde, entre los árboles, hay bastante sitio para aparcar. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.
Aparcamos poco más adelante de la masía de Can Llaurador, donde ya vemos a bastante gente estacionada, e incluso a más de uno que ha pasado la noche aquí.
Empezamos siguiendo un PR, pasando junto al menhir de Can Llaurador.
Pasado el menhir, encontramos una bifurcación. Por la derecha, iríamos al Pas de la Miloca, por el que pasaremos en poco rato. Antes, sin embargo, tomaremos el camino de la izquierda, para llegar, al cabo de 100 metros de desnivel...
...a un fabuloso mirador de los Carcaixells d'en Dalmau al completo, al otro lado del Torrent del Montclar. A la izquierda de la última aguja de la cresta asoma el Montclar, medio oculto por un aislado monolito granítico, la Roca del Sol.
Para ir para allá localizamos, muy cerca de este mirador, un sendero hitado que, tras un pronunciado descenso...
...nos lleva al Pas de la Miloca, donde comienza la subida a los Carcaixells, por el sendero de la derecha, que cruza el hoy caudaloso Torrent del Montclar.
La ascensión transcurre por un empinado sendero terroso, descompuesto en ocasiones, señalizado con marcas azules, que nos van a acompañar durante buena parte de la cresta.
La fuerte pendiente nos permite ganar altura con rapidez, despejándose la arista más oriental del macizo, también muy rocosa, donde se ubica la Pedralta, que visitaremos en unas horas.
Tras ganar algo más de 100 metros de desnivel, alcanzamos el Oratori de Sant Francesc, con una imagen del santo y donde encontramos el primer afloramiento granítico de la jornada.
Estamos ya a los pies del primer Carcaixell, la primera aguja (o domo, según se mire) de la cresta y el que tiene el acceso más complicado.
Tras un breve tramo boscoso, empezamos el cresteo, superando la pared utilizando una diagonal bastante erguida y aérea, con ayuda de una cadena.
Después de esta diagonal, llega el paso más técnico de la jornada. Tenemos que subir hasta lo alto del Carcaixell por una fisura muy vertical y con escasos agarres. Afortunadamente, otra cadena nos facilita el paso, que será de segundo grado.
Tras este paso, avanzamos por terreno amable hasta...
...la cima del primer Carcaixell. El segundo lo tenemos muy cerca, pero de él nos separa una profunda brecha, prácticamente vertical. Para salvarla, tenemos el paso más famoso de la ruta, el Pont dels Aritjols. Un cartel advierte que el puente está cerrado por motivos de seguridad (aparentemente, porque estamos en propiedad privada y el propietario no quería ser responsable de los posibles accidentes que ocurrieran) pero el puente está en buen estado y en la práctica, pasa todo el mundo.
Tras cruzar el puente, que impresiona bastante, trepamos fácilmente hasta la cima del segundo Carcaixell.
Desde la cima, tras los distintos bulbos graníticos que surgen de entre el bosque, vemos el Puig de les Cols, punto culminante del sector septentrional de l'Ardenya, que ascenderemos más tarde.
Por delante tenemos el resto de la cresta de los Carcaixells d'en Dalmau, con el Montclar marcando su final. El sendero evita las partes más verticales, pudiéndose realizar andando en su mayor parte, pero aún así, el uso de las manos es frecuente.
Las cadenas ayudan en la mayoría de tramos abruptos, puesto que alguno tiene bastante exposición.
Encontramos incluso pasamanos, como por ejemplo en este descenso por un espolón granítico, que facilitan pasos que, sin ayuda, serían delicados.
Aunque el terreno no es difícil para los acostumbrados a andar por alta montaña, se tiene que ir con cuidado, porque hay pasos bastante verticales.
El sendero esquiva el antepenúltimo Carcaixell, mientras que da la opción de subir al penúltimo por una cuerda fija que trepa por una erguida pared, pero decidimos no hacerlo porque justo en este momento empieza a llover y la roca se vuelve bastante resbaladiza, por lo que consideramos prudente evitar la trepada. Así pues, esquivamos también el penúltimo Carcaixell por la derecha, por un camino con la vegetación más cerrada.
Desde el collado con la penúltima aguja, 30 metros de trepada sobre liso granito nos conducen al punto más alto de los Carcaixells d'en Dalmau.
Si miramos atrás, podemos contemplar casi toda la cresta recorrida, tardando algo más de media hora en superarla. A pesar de su modesta altura y que dista mucho de las grandes crestas pirenaicas, tiene carácter y cierta dosis de verticalidad.
Hacia el otro lado, el granito pierde protagonismo, aunque aún aflora en el Montclar, nuestro siguiente objetivo. Para llegar a él, descenderemos por el espolón hasta un collado, siguiendo un camino donde aún deberemos realizar algún destrepe.
Desde el collado subimos hasta una pista, junto a una torre eléctrica. Seguimos por la pista de enfrente, que sube hasta...
...el Coll del Montclar, donde giramos a la derecha para acometer el ascenso a la cima.
La subida, aunque corta, transcurre por una empinada y lisa pendiente de roca, que con terreno mojado exige cierta precaución.
Superado el resalte, una breve arista nos llevará a la cima del Montclar, cuyo aspecto pelado y de tono blanquecino seguramente le dio nombre a la cima.
Desde el Montclar se tiene una vista casi completa de las distintas peñas que pueblan la zona, con los Carcaixells delante, y el sector de la Roca del Sol a la derecha.
Mucho más pacífica es la vista hacia el este, donde una serie de colinas boscosas se van sucediendo hasta llegar al más destacado Puig de les Cols, siguiente paso de la ruta.
Descendemos de nuevo al collado y tomamos la continuación de la pista de antes, que avanza hacia el sureste.
Tras una primera subida y bajada, llegamos al Coll de Ceps, y de ahí seguimos hacia el Coll de Sant Baldiri.
En el Coll de Sant Baldiri encontramos un cruce de caminos, debiendo seguir nosotros el sendero que avanza de frente, rumbo al Coll de l'Escorpí.
Y en este collado, tomamos el camino que, ahora sí, sube hacia el Puig de les Cols.
Tras una subida por bosque, nos sorprende la cercana imagen del Puig de les Cols, que se presenta como un escarpado peñasco de rojizo granito, similar a las agujas de los Carcaixells.
Para llegar a su cima, debemos trepar por unas cortas canaletas rocosas, que no revisten de gran dificultad.
En pocos minutos alcanzamos la cima, donde ondea una Senyera.
La cumbre del Puig de les Cols es muy abrupta, salpicada de numerosas agujas graníticas que emergen entre la vegetación mediterránea. Pocas cimas en la Cordillera Litoral son como esta.
La nubosidad que ha protagonizado el día, y que incluso ha dejado caer algo de lluvia durante el cresteo de los Carcaixells, empieza a disiparse, permitiéndonos ver el punto más alto del macizo, el voluminoso Puig de les Cadiretes, junto al cónico Montagut.
Hacia el oeste, tenemos una buena visión de buena parte del recorrido que hemos realizado hoy, pudiendo observar todos los Carcaixells, con el Montclar coronando esta cresta.
El horizonte más lejano sigue cubierto, pero alcanzamos a divisar la llanura sobre la que se asienta el Gironès, con el Rocacorba, su punto culminante, en el otro extremo.
Sobre el Montclar se elevan las cumbres de les Guilleries, estando su máxima altura, el Sant Miquel Solterra, con una nube tapando su punto somital.
Al este, detrás del Puig Gros y bañando el puerto de Sant Feliu de Guixols, el Mediterráneo es absoluto protagonista.
Finalmente, hacia el norte, la cresta del Puig de les Cols sigue su recorrido, salpicando de pilares la arista antes de ceder paso al bosque. En la lejanía, vemos otra zona de preponderancia granítica, en la que destaca una formación rocosa...
Se trata de la Pedralta, que desde este punto se asemeja a un gigante pétreo de silueta curiosamente antropomórfica.
Para ir hacia ella, seguimos el sendero que desde el Puig de les Cols se dirige hacia el norte antes de girar a la izquierda, por un desvío bien señalado con hitos.
Bajamos en fuerte pendiente por el bosque, bastante cerrado, hasta encontrarnos, casi de golpe, con la espectacular Roca Verdera que, con su forma de champiñón, es la segunda formación rocosa más famosa de l'Ardenya tras la Pedralta.
Tras esquivar esta monumental aguja por la izquierda, descendemos 50 metros más hasta encontrarnos con un camino mucho más trillado, que seguimos hacia la derecha.
El sendero nos conduce a un collado y empieza a bajar por la otra vertiente de la montaña. Sin embargo, nosotros lo abandonaremos para tomar un sendero más tenue que sube hasta una cota rocosa situada justo al norte del collado, llamada en algunos mapas Puig Basart.
Desde el Puig Basart tenemos una bonita vista del Puig de les Cols, pudiendo ver a su vez la cabeza de la Roca Verdera despuntando en la ladera derecha.
Descendemos del Puig Basart hacia una torre eléctrica que vemos a la izquierda, bajando por terreno roto y con sendero poco definido.
Cuando llegamos a la torre de electricidad, enlazamos con una pista que seguimos, encadenando descensos y subidas, hasta llegar a...
...el Pla de Pedralta, un hermoso rincón salpicado de encinas y pinos donde se ubica la ermita homónima y, sobre todo...
...la espectacular Pedralta. Esta formación rocosa consiste en una columna de bloques de granito de 10 metros que está coronada por una piedra de 6 metros de largo y 3 de alto, cuyas 1000 toneladas se podían mover con una simple mano hasta que, en 1996, una tempestad la tiró abajo. Tres años después, se recolocó en el mismo sitio, a costa de hacer desaparecer su característica movilidad, quedando inmóvil para toda la eternidad, salvo que otra tempestad la convierta en basculante de nuevo.
Vale la pena rodear la Pedralta para admirarla desde todos sus ángulos, pues es espectacular desde cualquier perspectiva. Intentamos su ascenso, aunque lo descartamos por ser demasiado vertical.
Tras un buen rato de contemplación, empezamos el regreso, yendo primero por una pista que pasa bajo la Pedralta.
Esta pista se transforma en un camino que baja de forma pronunciada, con vistas magníficas sobre...
...los Carcaixells d'en Dalmau, que podemos ver, ahora sí, al completo.
El camino gira a la derecha, en un tramo donde apenas se pierde altura, antes de emprender un nuevo descenso, donde perderemos casi 100 metros de desnivel.
A continuación iniciamos una travesía a media ladera en la que vadearemos varios barrancos, avanzando en dirección norte.
Poco más tarde aparecerá una bifurcación, debiendo tomar el camino izquierdo, que será el que nos descenderá hasta el fondo del valle.
Tras llegar al punto más bajo, el camino nos conduce a la Riera del Vilar, cuyo cauce vadeamos gracias a un tablón de madera.
Solo nos quedará seguir la pista para llegar al parking de Can Llaurador, finalizando esta entretenida ruta por este agreste rincón de la Costa Brava.