Por el Prepirineo más árido

Circular a la Punta d'Óssos (1.014 m) y la Serra de Montdeví

La Punta d'Óssos desde los Picons

La Serra de Montdeví ocupa una posición central dentro de estas sierras exteriores. Situada entre la presa de Canelles y la parte superior del pantano de Santa Anna, es una gran masa de matorral y piedra caliza, que se dispersa en pedreras por sus empinadas laderas, cayendo de los riscos, algunos de considerable entidad, que se alzan al norte y al sur de la arista. La sierra está formada prácticamente por una sola montaña: la Punta d’Óssos. De este a oeste, comienza como un voluminoso domo que se va afilando progresivamente hasta formar la cresta de Montdeví, la cual termina hundiendo su filo en las aguas de la Noguera Ribagorçana. Mientras que la cara norte de la Punta d’Óssos es un extenso pinar, que se extiende hasta la base de las paredes, la vertiente sur es una árida y vertical ladera, interrumpida en varias ocasiones por extensos abismos de color rojizo. Más desértica que sus vecinas, la Serra de Montdeví es una ilustre representante del adusto carácter del Prepirineo exterior de Lleida, y la circular que proponemos en esta reseña es una buena muestra de ello.

La Noguera es una comarca con dos partes muy diferenciadas. La parte inferior es totalmente llana, antesala del vasto Pla de Lleida, mientras que la superior es muy abrupta, con sierras prepirenaicas que emergen por doquier, todas ellas de características similares, hasta llegar al Montsec, que actúa como frontera septentrional. La comarca también se puede dividir hidrológicamente, ya que la Noguera Pallaresa y, posteriormente, el Segre la atraviesan de norte a sur. La parte oriental es dominada claramente por el gran domo de Sant Mamet mientras que en la parte occidental, delimitada por el oeste por la Noguera Ribagorçana, se alzan varias sierras de altitudes muy similares, en torno a los 1000 metros. Las más importantes son la Serra de Millà, la de Montessor y la de Montdeví. Todas ellas se desploman sobre los dos pantanos que represan la caudalosa Noguera Ribagorçana y ofrecen vistas magníficas sobre esta agreste región prepirenaica. A pesar de ello, son sierras muy poco visitadas debido a su aridez, la dureza del terreno y la densa vegetación.

La Punta d'Óssos y la Serra de Sant Miquel desde San Quílez

FICHA TÉCNICA

Desnivel650 m

Longitud10,3 km

Altura mínima520 m

Altura máxima1.014 m

Dificultad técnicaDescenso empinado y descompuesto por la Serra de Montdeví. Tramos confusos, sin sendero y por terreno muy incómodo en la travesía por la Solana de Montdeví.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

El inicio de la ruta es el llamado Pas del Llop, lugar donde la pista que va de Alberola a Tragó de Noguera se ensancha y permite el aparcamiento de una decena de coches. La pista sale del pueblo de Alberola y no siempre está abierta. Tiene tramos en mal estado, sobre todo al principio, por lo que se recomienda ir con un coche alto o, si se va en turismo normal, ir con mucho cuidado. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

Aparcamos el coche en un amplio apartadero de la pista que va de Alberola al cementerio de Tragó de Noguera, bajo la atenta mirada de los torreones de los Picons, cuya esbeltez destaca en una zona donde predominan montañas más voluminosas.

Un sendero, señalado con un hito, empieza a ascender hacia el norte, en busca de los riscos que se adivinan al fondo de la imagen.

Al llegar a su base, el sendero, bien trazado, aunque cada vez más invadido por la vegetación (señal de la poca gente que lo utiliza), gira a la izquierda para sortearlos.

El sendero nos conduce a un amplio rellano pedregoso al pie de la mole de la Punta d'Óssos. Este paraje, conocido como el Pas del Llop, será el punto por donde cerraremos la circular al final de la ruta.

Por ahora, continuamos por el sendero que remonta la ladera pedregosa, ganando altura rápidamente en dirección al Barranc del Campell.

A medida que ascendemos, obtenemos una vista cada vez más amplia de la Solana de Montdeví, la vertiente sur de la Punta d'Óssos, por donde discurrirá nuestro exigente regreso. Pero esto lo explicaremos más tarde...

Por el momento, seguimos subiendo junto al Barranc del Campell, que desciende por terreno abierto pero que, más arriba, se encajona en un pequeño desfiladero hacia el que nos dirigimos.

Tras avanzar por la derecha del barranco, el sendero, pedregoso y estrecho pero bien marcado, se adentra en él.

Desde el estrechamiento del barranco, contemplamos su descenso hasta el valle de Alberola, con la recortada silueta de los Picons custodiando el valle por el otro lado.

El camino finaliza junto a una extensa masía en ruinas, cuyos antiguos habitantes probablemente mantenían la gran pradera del Campell, hoy sustituida por una plantación de pinos.

Desde la masía parte una pista que avanza junto al pinar, sin ganar apenas altura.

La pista nos conduce al collado del Campell y continua su camino hacia la Serra de Blancafort.

Pero nosotros la abandonamos por un sendero que sale del mismo collado hacia la izquierda. Se trata de un camino empinado pero cómodo, que asciende por la cara norte de la Punta d'Óssos, más húmeda y verde que su árida vertiente meridional.

Tras 200 metros de ascenso, culminamos la ladera y nos plantamos en la prácticamente llana meseta somital de la Punta d'Óssos. El sendero serpentea entre crestones calizos que afloran en este altiplano.

El punto más alto de la Punta d'Óssos se sitúa precisamente en uno de estos resaltes. Tras recorrer unos cientos de metros por el altiplano, aparece un desvío a mano izquierda que se encarama a una de estas protuberancias y...

...nos lleva a terreno despejado, con la cima de la Punta d'Óssos a tiro de piedra .

Pocos minutos después, llegamos al vértice geodésico de la Punta d'Óssos, rodeado de encinas y otros arbustos.

El día está bastante neblinoso, y la visibilidad no supera los 10 km, como se aprecia en la imagen. Hacia el este, apenas distinguimos el pueblo de Alberola, en el punto más elevado de su valle, y las colinas de Vilanova de la Sal, con la sombra del Mont-Roig insinuándose a la izquierda.

A nuestros pies, la lámina azulada del pantano de Santa Anna, marca el último tramo montañoso de la Noguera Ribagorçana, con el Montpedró, a la derecha, como la última montaña de su accidentado curso.

Como el panorama no mejora y sabemos que lo seguiremos contemplando durante la siguiente parte de la ruta, decidimos continuar, siguiendo la Serra de Montdeví hacia el oeste. A partir de ahora, el cordal pasa a llamarse Cresta de Montdeví, un indicio de que el terreno se vuelve más abrupto.

Así pues, volvemos al sendero principal e iniciamos un leve descenso que se va tornando pronunciado hasta que llegamos a...

...el collado que da inicio a la Cresta de Montdeví, cresta que finaliza en las aguas de la Noguera Ribagorçana, que vemos al fondo, pero que nosotros vamos a abandonar a un tercio de su recorrido. Aunque no se trate de una cresta propiamente dicha, puesto que siempre tiene una vertiente suave, la otra es totalmente vertical.

Esta no es la vía habitual para acceder a la Punta d'Óssos y se nota. A partir del collado, la vegetación engulle el camino, que queda reducido a una simple traza, llegando incluso a desaparecer en algunos tramos. Mientras tanto, la Punta d'Óssos va quedando atrás...

Mientras remontamos la primera cota de la Cresta de Montdeví, tenemos la oportunidad de contemplar el paisaje septentrional, dominado el día de hoy por la alargada y agreste Serra de Blancafort. Sin embargo, en días claros, el protagonista sería otro: al norte, más allá de las distintas sierras exteriores que se suceden, intuimos una descomunal puerta...

Aunque Montrebei queda oculto tras el cresterío de Savinós, sí que podemos ver el portón derecho de esta ciclópea abertura, que a su vez es el extremo occidental del Montsec d'Ares. La pared opuesta, perteneciente al Montsec d'Estall, apenas es una silueta.

Descendemos hasta el collado con la siguiente punta de la cresta, pero no llegaremos a subir por ella. Ha llegado el momento de abandonar la arista para descender por su vertiente sur.

Pero antes, aprovechando que el cielo empieza a despejarse, nos detenemos un instante a observar la presa de Canelles, una de las más altas de España, perfectamente encajada entre verticales paredes.

En esta pedrera dejamos el sendero principal de la Cresta de Montdeví y, siguiendo otro trazo más difuso, emprendemos un fuerte descenso por la descompuesta ladera.

Tras perder unos 100 metros de desnivel, nos unimos a otro sendero, más claro y definido, que continúa bajando por esta vertiente, rodeando los riscos que aparecen a media ladera mediante zigzags.

Alcanzamos un rellano a unos 660 metros de altitud, donde encontramos un cruce de caminos. El sendero principal gira a la derecha para bajar al despoblado de Tragó de Noguera, junto a las aguas del pantano. Nosotros tomamos el desvío de la izquierda, que, recorriendo toda la Solana de Montdeví, nos devolverá al Pas del Llop.

Nuestro recorrido por la Solana de Montdeví va a transcurrir íntegramente por una amplia vira que, encajada entre las paredes superiores e inferiores de la montaña, recorre de oeste a este la cara sur de la Punta d’Óssos en línea casi recta. Tendremos que subir y bajar varios espolones que se desprenden de la montaña, como el que se ve en la imagen, separados por barrancos que habrá que cruzar. Y, aunque nos esforzamos con seguir el sendero, nos perdemos con frecuencia, teniendo que luchar contra la espinosa vegetación que cubre toda la ladera mientras intentamos mantener el equilibrio al atravesar las pedreras ocultas entre los arbustos. En resumen: un infierno de camino.

Lo único que nos consuela en este vía crucis es la visión del pantano de Santa Anna, reflejando las brumas del cielo.

Remontamos el primer espolón por terreno despejado hasta un collado, desde donde, al volver la vista atrás...

...contemplamos la distancia ya recorrida desde el rellano en el que iniciamos la travesía por la Solana de Montdeví. Cuando, ya en casa, miramos el mapa, descubrimos que nos habíamos desviado del trazado original (que, aun así, es invisible en muchos tramos) en la primera parte del descenso, y que este discurre unos metros más arriba, confundido entre las pedreras que se desprenden de las paredes.

A partir del espolón donde nos encontramos, el sendero es mucho más fácil de seguir. Al encarar el segundo descenso, hacia el Barranc de Montdeví, observamos las grandes paredes de un rojo intenso que protegen la parte intermedia de la Punta d’Óssos.

Al alcanzar el segundo espolón ya divisamos el Pas del Llop, al otro lado de la vaguada del Barranc del Campell, al que nos volvemos a encontrar. Esta vez no descendemos hasta el fondo del barranco sino que, trazando una media ladera, lo bordearemos por la izquierda.

El Barranc del Campell abandona la Punta d’Óssos por una imponente escotadura formada por dos escpectaculares crestones calizos.

A medida que avanzamos, la perspectiva cambia, permitiéndonos contemplar esta imagen del antiguo monasterio de Santa Maria de Vallverd, bellamente enmarcado entre las afiladas cuchillas.

Cuando llegamos al final de la vaguada, descendemos ahora sí hasta el fondo del Barranc del Campell, desde donde remontamos la corta rampa que nos devuelve al Pas del Llop.

Con los Picons como mudos testigos, solo nos resta bajar hasta el rellano donde comenzó la circular y retomar el sendero que nos conducirá de nuevo al coche, cerrando así una jornada por uno de los parajes más áridos y solitarios del Prepirineo catalán.