Bosque y mar: el Corredor de lado a lado
El Corredor (648 m) y Montalt (596 m) desde Sobirans
El Montalt desde el Turo de Vilanegra
El Corredor es el tercer macizo en altura de la Serralada Litoral, solo por detrás del Montnegre y del Garraf-Ordal. Situado en pleno corazón del Maresme, reúne todas las características típicas del cordal al que pertenece: densa vegetación mediterránea (principalmente pinares, encinares y robledales), altitud modesta y el Mediterráneo a tiro de piedra. El macizo se divide en dos sectores, separado por el collado de la Creu de Rupit, cada uno con una cima principal. Al sur se alza el Montalt, la montaña más atractiva de este macizo, pues además de ser estéticamente superior al resto, es la más cercana al mar. Al norte se encuentra la montaña del Corredor propiamente dicha, una gran mole achaparrada, cubierta de bosque, en cuya cima se erige el santuario homónimo, del siglo XVI, el más importante de esta zona de la litoral. Aunque muy humanizado por su proximidad a numerosos núcleos de población, el Corredor conserva casi intacto su encanto. Es un macizo donde la relación entre el mar, el bosque mediterráneo y la huella humana se mantiene en un equilibrio casi perfecto, ofreciendo la oportunidad de perderse entre sus caminos y de gozar de la serena belleza de la Serralada Litoral.
Desnivel720 m
Longitud16,1 km
Altura mínima210 m
Altura máxima648 m
Dificultad técnicaNula. Recorrido por pistas y senderos excepto en la busca del punto más alto del Corredor, donde debemos atravesar un bosque muy cerrado sin camino.
Track en WikilocMapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix
Iniciaremos la excursión en la aldea de Sobirans, en la pista justo al lado de la Riera del mismo nombre pasado el Parc de Lourdes. En un lado de la pista, pueden aparcar varios coches. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.
Empezamos la jornada en el fondo del valle de Sobirans, en la pista que conduce a la Creu de Rupit. Tras avanzar unos metros, giramos a la izquierda para tomar una pista secundaria que...
...asciende con fuerza por la vertiente sur del valle.
Ganamos altura rápidamente, lo que nos permite disfrutar de una buena panorámica tanto el fondo del valle como su vertiente opuesta, salpicada de masías dispersas entre un denso bosque que cubre todo el terreno no ocupado por el hombre. A la izquierda, asoma ya el collado de la Creu de Rupit, nexo de unión de las dos partes del macizo, que vamos a recorrer el día de hoy.
Ganados unos 200 metros de desnivel, alcanzamos un collado que nos sitúa en la arista principal de la montaña. Giramos a la derecha, donde pasamos por la masía del Corral d'en Forn y encaramos la subida al Turó de Vilanegra, la primera de las cumbres que hollaremos hoy y que ya se muestra ante nosotros.
Tras dejar atrás el Corral, continuamos por la pista principal unos metros, ignorando un primer desvío a la izquierda pero tomando el segundo, por la pista que vemos a la izquierda de la imagen.
Avanzamos unos metros por este nuevo carril hasta localizar, a mano derecha, el inicio de un sendero que asciende con fuerte pendiente por la cara este del Turó de Vilanegra.
El sendero, arrasado por las torrenteras y las bicicletas, salva 100 metros de desnivel en poca distancia, lo que convierte la subida en un esfuerzo exigente, dureza que se ve incrementada por lo descompuesto del camino.
El sendero nos da un respiro en su parte final, punto en el que salimos momentáneamente del bosque, lo que nos regala esta bonita vista de la sierra más alta de toda la Cordillera Litoral: el Montnegre.
Ya en la Prelitoral, también vemos aparecer, destacado como siempre, el singular crestón de Sant Miquel de Solterra, jefe de les Guilleries.
Ya en la cima del Turó de Vilanegra, el denso bosque del Corredor vuelve a engullirnos, aunque entre el follaje logramos atisbar nuestro siguiente objetivo: el picudo Montalt, segunda montaña más alta del macizo y, sin duda, la más estética.
Después de atravesar un rellano boscoso, el sendero nos lleva a la pista que habíamos abandonado anteriormente en el Corral. Esta vez la seguimos durante un tramo hasta alcanzar el...
,,,Coll de la Ferradura, importante cruce de caminos. Desde aquí, giramos por la pista que sube con fuerza hacia la izquierda, hasta situarnos en la cara este del Montalt.
Allí, un nuevo sendero, en este caso bien marcado, se desvía hacia la cumbre del Montalt. Al igual que el del Turó de Vilanegra, este sendero sube con intensidad por el bosque, pero se encuentra en mejor estado.
No tardamos en alcanzar lo alto del Montalt, que se alza con autoridad sobre todo lo que le rodea, convirtiéndose en un mirador excepcional...o lo sería, si el bosque no cubriera prácticamente toda la circunferencia de la cumbre. Solo hacia el arco marítimo se abre el panorama, permitiendo ver, por ejemplo, Arenys de Mar y su puerto.
Enfrente, a menos de 5 km, el Mediterráneo, que brilla con fuerza a estas horas de la mañana, es el gran protagonista, extendiéndose hasta donde alcanza la vista.
No volveremos por donde hemos venido; justo al lado del vértice, junto al camino de subida, nace otro sendero que desciende en dirección noroeste y que nos llevará directamente al Coll de la Ferradura.
El sendero es algo menos empinado respecto al de la ida, y parece bastante más transitado.
Llegados de nuevo al Coll de la Ferradura, tomamos la única pista que aún no habíamos explorado, la que desciende hacia el norte y lleva...
...al collado de la Creu de Rupit, punto central del macizo. El collado es un nudo de pistas que se dirigen a todas direcciones; la que debemos seguir es la que sigue recto hacia el norte, con indicadores señalando el camino hacia el Santuari del Corredor.
La pista pasa junto al Pla de Rupit, uno de los pocos espacios despejados de la sierra. Eso nos permite ver, aún algo lejano...
...el extenso domo del Corredor, con la torre del santuario sacando la cabeza por encima de las copas de los árboles.
Adentrándonos de nuevo en el bosque, que ya no abandonaremos hasta la cima, llegamos al Coll del Pi de Buac. A pesar de que la señal indica que para llegar al Santuari del Corredor debemos girar a la izquierda, nosotros seguimos recto, siguiendo el trazado del GR, para visitar...
...el majestuoso Pi de Buac Nou, un monumental pino cuya copa se eleva muchos metros por encima del resto del arbolado.
Este pequeño desvío apenas añade distancia a la ruta principal, y tras contemplar este coloso vegetal, tomamos el ramal que nace a la izquierda del pino, reincorporándonos rápidamente a la pista principal, que emprende una clara dirección hacia la montaña del Corredor.
En nuestro trayecto, divisamos en la lejanía el Montalt, que desde aquí tiene un aspecto algo menos altivo en relación a su estampa desde el Turó de Vilanegra.
Cuando llegamos a la base del domo del Corredor, la pista aumenta inclinación y empieza a trazar curvas para ganar los algo más de 100 metros de desnivel que la separan del santuario. Para evitar estas lazadas, tomamos un sendero (marcado como PR) que aparece a la izquierda y que sube directamente hacia la cima.
Este sendero asciende por la cara este del Corredor, el único lugar de toda la ruta donde podemos apreciar la naturaleza granítica del macizo, cuyas rocas quedan ocultas debajo de la densa capa forestal que lo cubre.
En pocos minutos llegamos al Santuari del Corredor, datado en el siglo XVI y de estilo gótico. Actualmente, la antigua casa de hospedaje alberga un restaurante que abre los fines de semana, estando bastante concurrido al poder llegar hasta aquí en coche.
El santuario se levanta en medio de una pradera desprovista de árboles, lo que la convierte en un magnífico mirador del resto de la Serralada Litoral. Desde aquí podemos contemplar desde el tricéfalo Turó de Céllecs y el Turó d'en Galceran, en la vecina Serralada de Marina, hasta el lejano macizo del Garraf, pasando por el inconfundible Tibidabo, con su gran torre de telecomunicaciones y el templo expiatorio coronando su cumbre.
A través del tendido eléctrico que recorre la cumbre, vemos la silueta montserratina, o al menos su vertiente oriental, desde los Gorros hasta los Frares.
También entre cables avistamos la totalidad de Sant Llorenç del Munt, que se extiende entre sus dos cumbres principales: la Mola y el Montcau.
Aunque mucha gente pueda pensarlo, es evidente que el punto más alto del Corredor no es el santuario, pues a ambos lados se elevan colinas visiblemente más elevadas. Y aunque el vértice geodésico se levante sobre una colina meridional, junto a una torre de observación, en los mapas del instituto cartográfico catalán se señala que el punto más alto del macizo está situado en la colina boscosa más septentrional del domo del Corredor, más arbolada y discreta. Como queremos tachar la cima propiamente dicha, atravesamos la pradera y tomamos un amplio camino que se dirige hacia el noroeste.
Después de pasar por debajo del tendido eléctrico, abandonamos el camino principal y tomamos uno secundario que se dirige hacia el oeste.
Cuando este comienza a rodear la pequeña elevación donde, según el mapa, se encuentra la cota más elevada del Corredor, lo abandonamos y nos adentramos en el bosque, que presenta este aspecto enmarañado. Buscamos durante un buen rato el punto más alto, suponiendo que habrá algún hito en algún lado, pero no encontramos nada. El bosque está muy cerrado, siendo bastante complicado transitar por él, y todo parece tener la misma altura. Así que, tras deambular un rato y llevarnos de regalo una buena dosis de arañazos, asumimos que en algún momento habremos pisado lo más alto del Corredor y volvemos al camino. La cima no tiene ningún tipo de interés paisajístico ni estético, y no recomiendo en absoluto molestarse en buscarla salvo que, como nosotros, se sea un "tachacimas" empedernido.
Tras este desvío poco agradecido, regresamos al santuario y descansamos un buen rato en la hierba que lo rodea.
Mientras descansamos, observamos como por encima de los pinos asoma la punta del Montseny, viéndose su cresta meridional, donde destaca el cónico Turó de l'Home, techo del macizo.
El regreso transcurre por el mismo itinerario hasta llegar a la subida previa al Pi de Buac Nou, donde nos desviaremos por una pista en mal estado que rodea la colina por la izquierda.
Durante este flanqueo enlazamos con el GR, que viene del Pi de Buac Nou, y empezamos a descender levemente. En este descenso, tenemos la oportunidad de divisar por última vez la cúpula del Corredor, con el campanario sobresaliendo por encima del pinar...
...y una perspectiva más completa del Montseny, donde ya podemos observar el Matagalls.
Después de unirnos con una pista mejor acondicionada, abandonamos el GR girando a la derecha en dos desvíos consecutivos, tomando una pista que nos llevará a la cabecera del valle de Sobirans.
Y ya en lo alto del valle, solo nos quedará descender entre pinares hasta llegar de nuevo a su fondo, finalizando así esta excursión.
Y para despedirnos, una última imagen del Montalt y sus turons, cubiertos por esta selva mediterránea que convierte al Corredor en un pulmón verde dentro del intensamente urbanizado litoral barcelonés.