Las hermanas menores de las Tucas de Ixeia

Tuca del Mon (2.629 m), Pala Lauló (2.652 m), Tuca del Forau d'Ixeia (2.649 m) desde Espigantosa

La Tuca del Mon, la Pala Lauló y la Tuca del Forau d'Ixeia desde la Gran Tuca d'Ixeia

Las Tucas de Ixeia son un conjunto de cumbres que se eleva en la vertical del pueblo de Benasque. Este pequeño macizo, adscrito al grupo de la Llardana, jefe de la zona, es de los más bonitos del valle por la forma de torreones rocosos que tienen sus cumbres, que se levantan muchos metros sobre los techos de Benasque, formando una de las principales caídas de la península Ibérica, desplomándose con más de 1700 metros de brutal abismo sobre las tranquilas aguas del Ésera.

El macizo se puede diferenciar en dos grupos: las Tucas de Ixeia propiamente dichas, que son las que dan al circo de Batisielles y donde se encuentran las mayores alturas del grupo, y las llamadas tucas menores, que tienen una altura algo menor. Este segundo grupo está formado por tres cimas: la Tuca del Forau de Ixeia, la Tuca de la Pala Lauló (la más alta de las tres) y la más conocida de las tres, la Tuca del Mon, por ser la única de las tucas que da directamente sobre Benasque. Estas tres cumbres, a pesar de no ser tan agrestes y de ofrecer un acceso algo más cómodo que sus hermanas mayores, ofrecen un panorama casi igual de fabuloso y su ascenso transcurre por lugares de absoluta soledad y de gran belleza, como el Clot del Chil o la inhóspita canal de Comalaqueba. Aun así, siguen formando parte de las Tucas de Ixeia y, como tal, su ascenso no es regalado. El ascenso desde el Clot del Chil a la cresta del Mon es una auténtica pared de hierba bastante incómoda de ascender y la cresta entre la Tuca del Mon y la Pala Lauló tiene una canal por la que se tiene que tener cuidado. Estas pequeñas dificultades van a ser la cereza del pastel de lo que es una bellísima ruta por unas montañas que forman parte de uno de los macizos más emblemáticos del valle de Benasque.

FICHA TÉCNICA

Desnivel1220 m

Longitud10 km

Altura mínima1.540 m

Altura máxima2.652 m

Dificultad técnicaPasos de I grado en el descenso de la canal de la Tuca del Mon. Ascenso por pendientes muy empinadas en la subida a la Serra de San Chulián desde el Clot del Chil

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

El inicio de esta ruta es el parking de Espigantosa, cuya pista de acceso se encuentra cerrada al tráfico privado durante el verano, sustituyéndolo un servicio de bus de pago. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

A primera hora de la mañana salimos del parking de Espigantosa, que recibe el nombre de la preciosa cascada que cae a unos metros del mismo (foto hecha durante la vuelta).

Tras avanzar escasos metros desde el parking, se nos presenta la primera bifurcación de la jornada. Nuestro camino pasa por el Clot de Chil, del cual nos separan 400 metros de durísima subida (foto hecha durante la vuelta).

Así pues, tomamos el estrecho pero bien trazado sendero que, en algo menos de 2 km, nos ascenderá hasta casi los 2000 metros del Clot del Chil (foto hecha durante la vuelta).

El sendero avanza con decisión siempre bastante cerca de la Canal del Clot del Chil, bajo un frondoso bosque.

Tras algo más de una hora de subida, ya podemos ver, al otro lado de varios barrancos que aún debemos de cruzar, el gran agujero del Clot del Chil. Este pequeño remanso de verdor está rodeado de grandes paredes que se desprenden de la Tuca del Mon, primera de las afamadas Tucas de Ixeia, que podemos ver en lo alto y aún muy lejos.

Mientras el Clot aún está sumergido en la oscuridad, el Sol genera un bonito contraste en el otro lado de la Aigüeta de Eriste, pues a pesar de que ya toca con intensidad a la Tuca de Espigantosa, la Tuca de la Llantia y especialmente la zona de las Forquetas siguen envueltas en un manto de nubes que van a ir y venir a lo largo del día.

Tras vadear varios barrancos que caen de la Sierra de San Chulián, llegamos por fin al gran prado inclinado del Clot del Chil.

Algo apartado de los pastos y situado bajo un pequeño resalte, encontramos el pequeño pero coqueto refugio del Clot del Chil, bien guardado de las aludes que se llevaron a su precedesor.

Pero el ascenso de hoy no da tregua, y tras un breve descanso en uno de los pocos sitios llanos del Clot, empezamos el siguiente tramo del ascenso, el más duro de toda la jornada. Primero por los inclinados prados, y luego por verticales canales, debemos ascender a uno de los collados que vemos arriba de la Sierra de San Chulián, que tenemos enfrente.

Concretamente ascenderemos al collado situado a la izquierda de esta gran cota rocosa, que se corresponde a la cota 2.378 del mapa. Aunque no lo parezca, la canal que llega a ella es muy empinada y la vamos a sufrir.

La subida por el prado se hace muy bien pero vamos notando como va ganando pendiente. Cuando nos situamos en la vertical de la canal que nos lleva al collado, empezamos un ascenso más directo, mientras las vacas que pastan por el Clot del Chil nos miran mansamente.

El entorno es un bonito contraste entre el intenso verdor del gran prado y las blancas y negras paredes que caen de los verticales espolones desprendidos de las Tucas.

Cuando entramos en la vertical del collado, la pendiente se yergue de improvisto y empezamos a necesitar las manos para mantener el equilibrio. Además, la humedad propia de la mañana añade dificultad al ascenso porque la hierba está algo resbaladiza.

La ventaja de este duro ascenso es que ganamos metros con rapidez, y el Clot del Chil se queda abajo en poco tiempo.

El entorno de las canales de la Sierra de San Chulián es duro pero muy bello. En esta foto se puede apreciar la gran pendiente, que sigue yendo en aumento.

Cuando la loma herbosa que seguíamos se corta, realizamos un corto avance lateral para situarnos en la canal propiamente dicha, que es ya prácticamente un muro. Para añadirle aún más "gracia" al asunto, encontramos una inestable pedrera cubriendo la práctica totalidad del tubo convirtiendo el paso por el fondo del mismo casi impracticable. Por ello, debemos avanzar por uno de los lados, también cubiertos de piedra pero en menos cantidad.

Cuando la pared que delimita el tubo por la izquierda cede un poco, no dudamos. Abandonamos la canal y subimos por su lateral, que es igual de inclinado pero que, sin la presencia de las piedras y con la aparición de algunos árboles, es más cómodo.

Finalmente, resoplando como jabalíes, llegamos al collado, justo cuando una nube aparece de la vertiente de Benasque y nos tapa toda visión. Igualmente, descansamos unos minutos tras esta durísima subida antes de proseguir, ahora siguiendo el exiguo trazo del sendero que recorre la Sierra de San Chulián.

Mientras vamos subiendo por la fácil arista, podemos observar por primera vez el resto de la estética Sierra de San Chulián, a la que nos hemos encabalgado aproximadamente sobre los dos tercios de su recorrido.

El panorama sobre el resto del macizo de Llardana empieza a ser imponente, aunque las nubes siguen encastadas en la cresta de las Espadas. Obsérvese el prado del Clot del Chil, completamente hundido entre las paredes del macizo de Ixeia, y la fina línea plateada de la cascada de Espigantosa, en la parte inferior izquierda de la foto. La subida hasta aquí es un auténtico kilómetro vertical.

La arista de la Tuca del Mon, principalmente herbosa, va ganando potencia con la cada vez más frecuente aparición de blancos riscos que vamos rodeando por las dos vertientes.

La arista, sin dificultad alguna, se va tornando preciosa a medida que va tornándose aérea.

Vamos superando cotas rocosas que van abriendo cada vez más el paisaje. Tras una de estas elevaciones, aparecen por primera vez en todo el día las otras dos cumbres que hollaremos el día de hoy y que completan la tríada de las tucas menores de Ixeia: la Tuca del Forau de Ixeia y la más alta y situada en una posición central, la Pala Lauló.

La cumbre de la Tuca del Mon sigue la tónica de la cresta que veníamos siguiendo, siendo una estrecha arista salpicada de cotas que el camino va rodeando, siendo la más alta la última.

Llegamos así a la cumbre de la Tuca del Mon, la primera de las Tucas de Ixeia y la única situada justo encima de Benasque, que ahora no podemos ver al estar todo el panorama meridional cubierto de una espesa niebla. Niebla que, por otro lado, engulle a las Tucas mayores de Ixeia, cuyas altivas cimas desgraciadamente no podremos ver con claridad en toda la jornada.

Por la otra vertiente, el panorama es más claro, cubriendo desde la Sierra de Chía hasta las Forquetas, enclavadas en el centro del macizo del Posets.

El rey del macizo, situado más allá de las agrestes crestas del Xinebró y de Escorvets tiene un capirote de nubes que nos impide ver la cumbre.

Hacia el norte nos esperan las otras dos cumbres de la jornada: la Pala Lauló, en primer plano, y la Tuca del Forau de Ixeia en segundo, fundiéndose con la Tuca del Xinebró. La niebla va ganando terreno y cubre toda la vertiente oriental de estas cumbres, dejando solo asomar la puntita de las Tucas mayores de Ixeia. Sin embargo, el paso directo a través de la cresta hacia la Pala Lauló se ve interrumpido por un vertical corte de unos 30 metros.

Afortunadamente, existe un paso para salvar la pared. Bajando unos metros por la empinada ladera que cae a la derecha de la cumbre, vemos como una canal corta la pared y permite un descenso fácil a la cresta.

La canal es empinada pero está provista de muchos apoyos, por lo que el descenso, que no superará el primer grado de destrepe, es raudo.

Llegamos así a la corta cresta que une la Pala Lauló con la Tuca del Món, que no tiene obstáculos reseñables.

Desde la base de la pared, así se ve la canal por la que hemos descendido, que queda algo camuflada entre la blanca caliza.

Avanzamos rápidamente por la cresta y dejamos atrás la Tuca del Món, la más bella de entre las tucas menores de Ixeia.

Cuando llegamos a la base de la Pala Lauló, apenas quedará un empinado pero sencillo ascenso de unos 60 metros de desnivel por una ladera bien provista de piedrecilla metamórfica, que la hacen algo incómoda.

Sin más historia llegamos a la cumbre de la Pala Lauló, la mayor de entre las tucas menores de Ixeia.

Entre las brumas aparecen, sombrías, la Tuca Occidental de Ixeia y la terrible Torre de Ixeia, la más formidable de todas. Después de esta fugaz visión, estas cumbres van a desaparecer definitivamente engullidas por la niebla.

A nuestra izquierda vemos un prado inclinado que se desploma sobre el Clot del Chil y la canal de Comalaqueba. Por este prado vamos a bajar hacia la segunda, concretamente desde el collado que vemos en el centro de la foto.

Desde la Pala Lauló, el recorrido a la Tuca del Forau de Ixeia es un corto paseo, pues apenas debemos descender y volver a subir 30 metros de desnivel. Mientras avanzamos, tenemos estas bonitas vistas de las dos cumbres ya realizadas, destacando el poderoso frontón que protege la cara oeste de la Tuca del Món.

Cumbre de la Tuca del Forau de Ixeia, con buenas vistas sobre la cabecera de Comalaqueba, dominada por la bicéfala Tuca del Xinebró.

Al ser las vistas similares a las de las dos cumbres anteriores, no tardamos en empezar el retorno por el prado mencionado anteriormente.

Antes de emprender el descenso al tubo de Comalaqueba, donde el panorama va a quedar limitado, nos despedimos de las cumbres de hoy, empezando por la preciosa cresta albina de la Tuca del Mon...

...y terminando por la pirámide herbosa de la Pala Lauló.

Llegados al collado, ya tenemos abierta la bajada a la canal de Comalaqueba, de la que nos separa una engorrosa pendiente de unos 150 metros de desnivel.

La pendiente, aunque a priori parece cómoda, no lo es en absoluto, porque entre la hierba se camuflan toneladas de piedrecillas que, junto con la notable inclinación de la ladera, hacen que la bajada sea muy resbaladiza. Al menos es corta, llegando al fondo de la canal en 20 minutos que se hacen largos.

Arriba dejamos el portillón de Eriste, que separa la Tuca del Xinebró del torreón donde empiezan las Tucas mayores de Ixeia, a la vez que hace de frontera entre el valle de Eriste y el de Batisielles.

Arriba dejamos la desagradable ladera por la que hemos descendido de la parte superior de la montaña.

El terreno ahora mejora notablemente, pues la canal de Comalaqueba, a pesar de ser bastante empinada, es herbosa en su mayoría.

La canal alterna tramos llanos con pronunciados descensos, cubiertos de grandes bloques que se desprenden de la cresta del Xinebró.

Aquí vemos claramente la frontera entre la rocosa ladera derecha con la herbosa vertiente izquierda. Aunque no haya camino (sí hitos), el tubo no puede ser más claro, por lo que la orientación no es un problema en ningún momento.

Dentro del bosque, el sendero es mucho más claro, descendiendo con más fuerza si cabe.

Después de una fuerte bajada, el camino llanea en dirección noreste y sube un repecho de unos 30 metros de desnivel, para entrar en el prado donde se encuentra la palanca del Presentet.

El puente del Presentet es el que nos va a permitir cruzar la caudalosa Aigüeta de Grist y tomar el trillado sendero de Angel Orús.

Desde el sendero de Espigantosa al refugio, el desvío a Comalaqueba se ve así.

Solo nos quedará bajar directamente hacia Espigantosa, por la vertiente occidental del valle, para completar esta magnífica excursión.

No sin antes echar un último vistazo a la Tuca del Mon, que se despide de nosotros descollando por encima del paradisíaco rincón del Clot del Chil.