Recorriendo la selva gomera

Alto de Garajonay (1.484 m) por la Gran Circular al Garajonay

El Roque de Agando desde el mirador de los Roques

Aparte de esto, Garajonay tiene otra gran atracción: los Roques. En la parte central de la isla aparecen unos impresionantes torreones rocosos prácticamente verticales por todas sus vertientes. Se tratan de tapones volcánicos y su origen es fruto de un enfriamiento del magma dentro de la chimenea de un volcán, quedando una estructura mucho más dura y resistente a la erosión que el volcán dentro del cual están encerrados. Al desaparecer la estructura exterior, aparecen impresionantes pilares magmáticos tales como el más prominente de los Roques, el Roque de Agando, aunque en su entorno próximo hay hasta otros dos gigantes de magma: el Roque de la Zarcita y el Roque de Ojila.

El arroyo del Cedro

La Gomera es la segunda isla más pequeña del archipiélago canario. A diferencia de la mayoría de sus vecinas, la actividad volcánica de la Gomera es cosa del pasado, pues las últimas erupciones datan de hace más de dos millones de años. Por ello, la erosión por parte del agua y del viento ha sido lo que ha modelado recientemente la isla, generando profundos barrancos con caída directa al mar. Estos valles empiezan en un cordal que atraviesa la isla por el centro, de alturas modestas comparadas con sus islas vecinas. La cumbre más alta de la Gomera es el llamado Alto de Garajonay, que no llega a los 1500 metros y que, como montaña, no destaca gran cosa, al ser un lomo achatado y cubierto de matorral. Pero la mayor atracción de la isla no es ni los valles ni las montañas; es el fabuloso bosque que cubre buena parte de su superficie, el bosque de laurisilva, protegido por el Parque Nacional de Garajonay, patrimonio de la humanidad.

La laurisilva es un tipo de bosque compuesto por varias especies de árboles y plantas de la familia de las lauráceas. Lo que hace especial este tipo de bosque es que se trata de una reliquia de la era Terciaria dentro de la historia geológica de nuestro planeta, en la cual el clima europeo era mucho más húmedo y cálido. Tras las glaciaciones del Cuaternario, la laurisilva fue desapareciendo del continente hasta quedar aislada en las islas atlánticas de la Macaronesia, quedando pues como una reliquia de los antiguos bosques que cubrían toda la cuenca del Mediterráneo. Este bosque subtropical requiere de condiciones muy específicas para sobrevivir, tales como una alta humedad y una temperatura constante y moderada durante todo el año. Garajonay cumple estos requisitos a la perfección, gracias a su temperatura media de 15-20 grados todo el año y también debido a la llamada lluvia horizontal, una densa niebla producida por los vientos alisios muy habitual en la isla, por lo que se convirtió en uno de los mejores representantes de este tipo de selva en todo el mundo.

El bosque de laurisilva de Garajonay

Dentro del Parque Nacional de Garajonay hay infinidad de rutas para conocer en profundidad esta maravilla de la naturaleza. Pero la más recomendable de todas es la llamada Gran Circular de Garajonay, que permite gozar de todos los atractivos del parque en una misma ruta, tanto la apacible serenidad del bosque de laurisilva como los tremendos abismos de los Roques. En esta reseña se detalla esta circular, que es apta para todos los senderistas, pues el desnivel es moderado y nunca muy empinado, transcurriendo por lugares de una increíble belleza que convierten a la Gomera en una de las perlas del archipiélago canario.

FICHA TÉCNICA

Desnivel800 m

Longitud13,8 km

Altura mínima910 m

Altura máxima1.484 m

Dificultad técnicaNula. Recorrido por caminos bien trazados y agradables.

Track en Wikiloc

Mapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix

Acceso

Aunque se puede iniciar la circular desde múltiples sitios, nosotros lo hicimos desde el parking del Contadero, muy cerca del Alto de Garajonay. Hay bastantes sitios para aparcar. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.

Fotodescripción

Iniciamos la ruta dentro de un clásico día gomero, con la niebla de los vientos alisios cubriendo buena parte del bosque de Garajonay. Curiosamente, empezaremos la ruta cerca del punto más alto de la misma, puesto que el Alto de Garajonay está muy cerca del parking.

Tras cruzar la carretera, tomamos un camino asfaltado que sube por el bosque.

Aunque se puede subir a la cumbre utilizando el mismo camino asfaltado, nosotros vamos por donde marcan los carteles, tomando un sendero que asciende con decisión por la arista norte de la montaña.

El sendero corta el denso bosque mientras vemos como la niebla se va quedando abajo. Como vamos a observar, la bruma tiene un estrato de altura bastante definido, que se ajusta a la perfección con el bosque al que alimenta con su humedad.

Ya bajo un sol radiante, llegamos a la antecima este del Alto de Garajonay, llamada Alto del Pajarito. Aquí tendremos que regresar tras coronar el Alto de Garajonay, pues el sendero que baja hasta la rotonda del Pajarito, donde debemos llegar con posterioridad, sale de aquí.

Con el Alto de Garajonay delante, bajamos hasta el collado entre las dos cumbres y realizamos un último ascenso de 50 metros de desnivel.

20 minutos de excursión es lo que hemos tardado para llegar al punto más alto de la isla, el Alto de Garajonay. En la ancha cumbre se encuentra una reconstrucción de una estructura aborigen.

Como corresponde al punto más alto de la isla, las vistas son diáfanas. Desde la cumbre, situado justo en el centro de la isla, salen varios cordales, como si fueran nervios, hacia todos los puntos de la isla. Entre estas aristas se intuyen los profundos barrancos, que llegan hasta el mar, donde están ubicadas la mayoría de poblaciones de la isla. Aunque no hay muchas cumbres que destaquen por encima de las monótonas aristas, la más espectacular con diferencia es la Fortaleza de Chipude, hacia el suroeste.

Hacia el norte, se aprecia claramente el gran contraste entre las dos vertientes de la isla, separadas por la cordillera divisoria donde estamos ubicados. El sur, no tan influido por los vientos alisios, está cubierto de matorral y pequeños bosques, siendo mucho más desértico que el frondoso norte, que se ve agraciado prácticamente a diario por la alta humedad de la niebla, permitiendo a la laurisilva sobrevivir.

Finalmente, y como no podía ser de otro modo en las Canarias, el colosal volcán del Teide, en la vecina isla de Tenerife, es omnipresente. A la derecha, de una altura mucho menor, se aprecia la segunda altura de las Canarias, el quebrado Alto de Guajara.

Tras esta corta visita al Alto de Garajonay, volvemos atrás hasta el Alto del Pajarito para seguir con la ruta, pues la acabamos de empezar. Desde esta antecima, tomamos el sendero que, dirigiéndose al mirador del Morro o Roque de Agando, desciende hasta el parking del Pajarito.

Con el boscoso cordal que nos llevará a los Roques posando a la derecha del Teide, bajamos por una empinada ladera terrosa.

Atrás dejamos el Alto de Garajonay y del Pajarito. Como se puede apreciar, como montañas no son especialmente atractivas ni estéticamente destacadas.

Al llegar a la rotonda del Pajarito, otra opción para ascender al Alto de Garajonay, cruzamos la carretera y seguimos con las marcas de la circular, con el número 18. El siguiente punto de control será el mirador del Roque de Agando, situado en la otra punta del cordal que vamos a empezar.

El sendero recorre una arista boscosa con numerosos subibajas, aunque el más destacado es el primero, teniendo que ascender hasta una modesta cumbre llamada Alto de Cabeza de Toro.

Después, el sendero sigue un buen rato paralelo a la carretera, que afortunadamente no es muy transitada.

A pesar de que las brumas van y vienen, a nuestra derecha podemos ver una de los grandes barrancos que caen del cordal, la llamada caldera de erosión de Benchijigua, en la parte baja de la cual se ubica una de las poblaciones más importantes de la isla, la Playa de Santiago.

Tras pasar por un mirador, los carteles nos conminan a cruzar la carretera para después pasarla por encima gracias a un puente.

Muy cercanos al mirador de Agando, atravesamos el primer bosque de laurisilva del día, bien húmedo gracias a la niebla.

Tras salir del bosque, una última subida nos deja en el mirador del Roque de Agando.

Montaña que se ve absolutamente impresionante desde aquí. Este torreón no tiene nada que envidiar a alguna de las grandes paredes pirenaicas tanto por tamaño como por verticalidad, llegando a los 400 metros de pared en su parte más alta.

Más a la izquierda se pueden ver los otros dos grandes roques, que desde este mirador se ven superpuestos: el Roque de la Zarcita y el Roque de Ojila.

Hacia el sur parece que las brumas se van despejando por Benchijigua...

...contrastando notablemente con el panorama norteño, donde la capa brumosa sigue dominando férreamente la selva gomera, cuya extensión empezamos a intuir. Se aprecia un valle que desciende por el bosque; es el Arroyo del Cedro, por donde transcurrirá nuestro retorno hacia el Contadero.

De momento, bajamos por el sendero hasta la bifurcación del mirador y emprendemos un fuerte descenso, el más intenso del día.

Cruzamos otra carretera y procedemos a avanzar por otro cordal, ahora uno que se dirige hacia el norte.

Avanzando de nuevo por un cerrado sendero, ahora debemos dirigirnos hasta el caserío del Cedro, pasando por el bosque del Reventón Oscuro.

A pesar de lo denso del bosque, el camino nos guarda una agradable sorpresa, puesto que, tras una corta y empinada subida, el sendero asciende a un roquedo que sobresale del bosque y nos otorga una espectacular vista de los Roques, pudiendo ver a la perfección los dos que nos faltaban: el Roque de Ojila y el Roque de la Zarcita, con el Roque de Agando asomando su tremenda cabeza a la derecha de todo.

Después de otro fuerte descenso, cruzamos una última vez la carretera para entrar en el frondoso bosque del Reventón Oscuro.

El Reventón Oscuro está atravesado por una pista asfaltada que lleva al camping del Cedro, en la parte inferior del valle homónimo.

A pesar de que la ruta circular lleva hasta el camping para luego retroceder y empezar el ascenso por el valle, en la pista que íbamos siguiendo nos encontramos con un guardia del parque nacional con el que estuvimos hablando. Dicho guarda nos recomendó no llegar al camping, porque dijo que la única atracción de ese lugar era una que apenas se podía ver, por lo que nos aconsejó atajar ese tramo y dirigirnos directamente a la ermita de Lourdes, ahorrándonos un par de kilómetros.

Decididos a seguir el consejo del guarda (después comprobamos lo que nos decía y tenía toda la razón, la cascada apenas se ve desde el camping), seguimos bajando por la pista hasta llegar a la curva donde empieza el mencionado atajo, donde un cartel señala que la ermita de Lourdes está a poco menos de un kilómetro.

No tardamos en llegar a la idílica ermita de Lourdes, que está situada en un entorno de una belleza impresionante, pues está en pleno centro del Arroyo del Cedro, envuelta de un precioso bosque.

En la ermita hemos llegado al punto más bajo de nuestra ruta y ya tenemos carteles indicando la dirección hacia el Alto de Garajonay, por lo que la vuelta empieza aquí.

Tras descansar en el entorno de la ermita, empezamos a regresar cruzando el bucólico Arroyo del Cedro por un puente.

A diferencia de la mayoría de rutas, terminaremos la ruta subiendo, puesto que tenemos que ganar unos 400 metros de desnivel para volver al Contadero.

Pero estos metros se ganan muy suavemente y estamos siempre acompañados de unos parajes bellísimos, por lo que el regreso no se hace muy duro. Al principio avanzamos muy cercanos al cauce del arroyo, por el que baja bastante agua.

Poco a poco nos alejamos del fondo del barranco, aunque la humedad no decrece, pudiendo ver árboles "barbudos", totalmente cubiertos de musgo.

En un momento dado, el sendero abandona de forma definitiva el fondo del valle y empieza a subir con más decisión por su vertiente occidental.

El bosque, aunque sigue siendo bastante frondoso, de vez en cuando tiene algún claro que permite ver parte del entorno, como por ejemplo la punta de piedra del Roque de la Zarcita, por encima del cordal por el que hemos ido hacia el Reventón Oscuro. De hecho, en la punta de la derecha se llega a distinguir el mirador del Roque de Agando.

El último tramo de la subida al Contadero es el más empinado, y el sendero se aprovecha de las escaleras para ascender por el bosque.

Al llegar a lo alto de la ladera, avanzamos un rato por terreno bastante llano hasta llegar de nuevo...

...al parking del Contadero, donde cerramos esta circular por lo más granado del maravilloso Garajonay.