Cabalgando la Serra de Cavalls
Mola d'Irto (538 m) y Punta Redona (659 m)
La Serra de Cavalls desde la Mola d'Irto
La Serra de Cavalls es un cordal situado entre la Ribera d’Ebre y la Terra Alta, cerca del río Ebro, que en este punto ya se acerca a su final. Se trata de una sierra que consta de una única arista, bastante estrecha en ciertos puntos y con un buen número de riscos aflorando en sus laderas, siendo el punto más alto de la arista la llamada Punta Redona. La característica más notable de la Serra de Cavalls es la abundancia de muelas en su entorno, apareciendo estas fortalezas calizas principalmente en su parte meridional y occidental. Entre todas ellas destaca la Mola d’Irto, situada en el extremo oeste, muy próxima a la siguiente sierra de la Prelitoral, la destacada Serra de Pàndols. Los desfiladeros de la Mola d’Irto dominan el estrecho del Barranc de Gandesa y la convierten sin duda alguna en una de las montañas más bonitas de la región. Pero la Serra de Cavalls no solo ofrece intereses paisajísticos y dilatadas panorámicas sobre el valle del Ebro, sino también un atractivo histórico, pues en sus alturas se luchó ferozmente durante la Batalla del Ebro y aún hoy es posible recorrer trincheras y encontrar huellas de aquel tristemente célebre episodio de la Guerra Civil. En esta reseña se propone recorrer la arista integral de la Serra de Cavalls hasta alcanzar la Punta Redona, visitando previamente la Mola d’Irto, completando así esta excursión que aúna paisaje, historia y naturaleza en las tierras del Ebro.
Desnivel500 m
Longitud9,2 km
Altura mínima380 m
Altura máxima659 m
Dificultad técnicaRecorrido siempre por buen camino. Pequeño paso de trepada con cadena en una punta previa a la Punta Redona, que no llegará al I grado.
Track en WikilocMapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix
El punto de inicio es un cruce de pistas en mitad del valle de les Carroves, punto donde la pista se ensancha y pueden aparcar un par de coches. Se llega al mismo tomando una pista que aparece junto a unas granjas sobre el kilómetro 10,5 de la C-43. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.
Desde el inicio de la excursión ya podemos contemplar la arista de la Serra de Cavalls casi al completo, elevándose por encima de sus riscos en dirección al este. No tardaremos en recorrerla, pero antes debemos dirigirnos hacia la Mola d'Irto, que está separada del cordal.
Tomamos una pista en mal estado que desciende hasta las viñas de la Vall de les Carroves y...
...empieza a descender levemente en dirección al claro boquete que abre el barranco.
Cuando llegamos al final del campo cultivado, encontramos una bifurcación. A la derecha, una vieja señal de GR indica el inicio de un sendero que al principio sube pero luego empieza un leve descenso.
El camino nos conduce a una brecha situada junto a una aguja caliza y bajo una torre eléctrica.
Ahí aparece por primera vez la formidable Mola d'Irto, pudiéndose apreciar perfectamente el único paso que permite acceder a su interior. En este punto dejamos el GR, que sigue valle abajo, y empezamos a andar por un sendero que se dirige a nuestra montaña.
El camino vadea un barranco para luego subir con fuerza hasta situarse bajo la pared del diente.
Después, el sendero traza una diagonal para superar la debilidad de la muralla, en un paso algo pedregoso pero sin dificultad.
Sin apenas poner las manos en el suelo, llegamos al interior de la Mola d'Irto que, como toda muela que se precie, es suave y llano. En el centro de la montaña se alzan las ruinas de la ermita de Sant Marc, destruida durante los combates de finales de 1938, en plena Batalla del Ebro.
La cumbre de la Mola está situada a mano derecha, a unos 40 metros de donde estamos. Un estrecho sendero, que apenas consigue abrirse paso entre la vegetación espinosa, conduce hasta el crestón calizo donde se encuentra la cima.
La Mola d'Irto se sitúa en un punto estratégico, justo en el punto intermedio entre las dos grandes sierras de la región. Acercándonos al abismo septentrional de la cima, tenemos una buena vista de la sierra inmediatamente posterior a la de Cavalls, la Serra de Pàndols, más elevada y agreste que la primera. En la parte derecha de la foto distinguimos con claridad el Puig Cavaller, coronando las verticales aristas de Volendins.
Ambos macizos están separadas por el profundo Barranc de Gandesa, abriéndose paso entre murallas verticales para salir al valle del Ebro.
Nuestras miradas se dirigen ahora hacia el este: allí la Serra de Cavalls nos muestra su silueta más imponente, como invitándonos a recorrerla.
Desandamos el camino hasta llegar al borde de los campos de antes. Ahora tomaremos el sendero que empieza al otro lado y que empieza a subir por la vertiente occidental de la Serra de Cavalls.
El sendero, bien trazado, gana altura en zigzag, pasando por debajo de bellas agujas como la de la foto.
Mientras, a nuestras espaldas, vuelva a asomar la poderosa Mola d'Irto, al otro lado del barranco.
Después de ganar unos 100 metros de desnivel, llegamos a una antigua zona de terrazas. Aquí, el sendero, avanza por terreno algo más descompuesto junto a los riscos de la izquierda...
...para luego trazar una media ladera bajo la cima de la Carabassa, cambiando de vertiente.
En la ladera sureste del cordal, se nos despeja el panorama meridional, pudiendo divisar, más allá de las rocosas estribaciones de la Serra de Cavalls, la población de Pinell de Brai. Y, ocupando todo el horizonte, la extensa Serra de Cardó, con su cima más alta, la Creu de Santos, en el centro.
Como ahora pasaremos a recorrer la sierra, perderemos de vista las profundidades del Barranc de Gandesa y su cumbre principal, la Mola d'Irto. A cambio, ganamos perspectiva de las dos cumbres mayores de la Serra de Pàndols, con la boscosa Punta Alta a la izquierda y el rocoso Puig Cavaller a la derecha, separadas por el Coll del Torner, a través de cuyo boquete podemos divisar...
...las dos montañas más agudas de la Terra Alta perfectamente alineadas: la Agulla de Bot y la Muntanya de Santa Bàrbara.
Después de una larga diagonal por la cara sureste, ganamos la arista de la Serra de Cavalls, que recorreremos a lo largo de dos kilómetros.
La cresta alterna tramos llanos y sencillos, con otros de más abruptos y rocosos, aunque se realiza andando en casi toda su longitud.
Desde lo alto de la sierra se aprecian con claridad sus rasgos característicos: laderas cubiertas de matorral de las que emergen riscos y dientes calizos. Al mismo tiempo, en el horizonte lejano se distingue la principal cordillera de la mitad sur de Catalunya: los Ports de Tortosa-Beseit.
Su principal cumbre, el Mont Caro, es perfectamente distinguible por su altura, netamente superior al resto de montañas del macizo, y por las antenas de su punto superior.
El sendero va siempre por la parte más alta de la cresta, coronando cada una de sus puntas, en un constante sube y baja.
Cuando llegamos a la cota 628, ya solo nos quedará por delante la Punta Redona.
Tras un pronunciado descenso y su correspondiente subida, llegamos a un resalte vertical de unos 5 metros de altura, que es salvado fácilmente por una cadena (visible a la izquierda de la foto). Este es el único paso de toda la arista donde deberemos utilizar las manos.
Superado este fácil paso, la arista se aplana y nos lleva fácilmente a la cima de la Punta Redona, que vemos al fondo.
Desde la cima disfrutamos de una soberbia vista de la Vall de les Carroves, cuyos bucólicos campos quedan armónicamente delimitados por la Serra de Santa Madrona y la de Cavalls. A la derecha de la primera vemos Gandesa, capital de la Terra Alta.
Al oeste, tras el pueblo de Corbera d'Ebre (cuya parte vieja, arrasada en la Guerra Civil y más elevada respecto al pueblo reconstruido, distinguimos a la perfección), se suceden las infinitas colinas de la región fronteriza entre la Terra Alta y el Bajo Aragón.
Al norte, la Cordillera Prelitoral se va desdibujando hasta hundirse en el Ebro, cuyo cauce alcanzamos a ver junto a la torre de condensación de la central nuclear de Ascó.
Finalmente, hacia el este, contemplamos las grandes paredes de las muelas que salpican la vertiente meridional de Cavalls. Y entre la monumental Serra de Cardó y nosotros, el Valle del Ebro.
Antes de iniciar el descenso, lanzamos una última mirada a la larga arista que hemos recorrido; modesta pero atractiva, con unos paisajes que hacen que justifican sobradamente su recorrido. A todo esto, la parte más septentrional de los Ports, representada por el agudo Tossal d'Engrilló, ya se ha despejado por completo.
Empezamos el descenso siguiendo la arista hacia el norte, pasando junto a un memorial a un soldado republicano y cruzando numerosas trincheras, otra cicatriz de la lucha que hubo en la Serra de Cavalls durante la Guerra Civil.
Al poco encontramos una bifurcación, donde seguimos el GR en dirección a Gandesa.
El sendero abandona la arista de la sierra bajando de forma bastante empinada por un tubo entre riscos.
En nuestro descenso entre pinares, vemos aparecer la segunda cumbre más relevante de la zona, la abrupta pero atractiva Serra del Pebre, que teníamos previsto visitar pero que, por falta de tiempo, queda pendiente para otra ocasión.
El sendero nos deja en una pista que tomamos hacia la izquierda, llegando al collado culminante de la Vall de les Carroves.
Desde allí, por cómoda pista, vamos descendiendo plácidamente por el valle hasta llegar de nuevo al coche.
Y en nuestro descenso, es inevitable volver la vista una y otra vez hacia la Serra de Cavalls y su cresta, que hoy hemos podido descubrir.