La torre de marfil de los Ports
Punta de l'Aigua (1.092 m) y Tossal d'Engrilló (1.073 m) desde Paüls
La Punta de l'Aigua desde el Coll Roig
En el extremo septentrional del macizo, antes de que empiece a descender y fundirse con los relieves algo más suaves que preceden al río Ebro, encontramos algunas de las cumbres más singulares de toda la región. El valle de Paüls concluye en un imponente circo en el que, por encima de los pinares, asoman blancas montañas protegidas por buenas paredes en algún punto u otro de su entorno. De entre todas ellas, hay una que despunta sobre las demás: la Punta de l’Aigua. Formidable torreón blanco, tal como si estuviera hecho de marfil, la Punta de l’Aigua es la montaña más alta y prominente de todo el sector septentrional de los Ports. Su airosa cumbre, que se levanta por encima de imponentes acantilados y desoladas laderas calizas, esconde una pequeña sorpresa: un coqueto bosque de pinos resiste las inclemencias que asolan esta inhóspita cima para albergar en su interior un pequeño cocó, que en estas tierras es una pequeña cavidad que aloja el agua, siempre escasa en terrenos calizos y que seguramente le dio el nombre al pico. En mi opinión, esta albina atalaya es una de las montañas más majestuosas y desconocidas de Catalunya.
Punta de l'Aigüa, Punta dels Raus y, en el extremo derecho, el Tossal d'Engrilló
El macizo de los Ports es el punto de unión de la Cordillera Costera Catalana con el Sistema Ibérico. Situados en el extremo sur de Catalunya, forman uno de los relieves más accidentados, salvajes e inhóspitos del nordeste español. Se trata de una extensa región, prácticamente deshabitada, donde frondosos bosques mediterráneos se alternan con altivas montañas calcáreas que, aunque de modesta altura, destacan por su verticalidad y belleza. Otros atractivos de los Ports son los hondos barrancos que han horadado la porosa roca caliza y han formado impresionantes desfiladeros como el de los Parrissals de Beseit, así como profundas simas como la Cova Cambra. Todos estos factores hacen de los Ports uno de los entornos de montaña más bellos por los que un servidor ha transitado y, a su vez, de los menos concurridos, al quedar algo apartados de la tradición montañera regional.
El Tossal d'Engrilló desde el Montsagre d'Horta
Situado algo más al norte, el Tossal d’Engrilló es una de las montañas más conocidas de los Ports al ser una de las más visibles, pues está situada en su parte más exterior y visitada. Desde Horta de Sant Joan, uno de los principales puntos de entrada a los Ports, presenta un porte imponente, puesto que esta cumbre se muestra como una sucesión de murallones lisos separados por viras boscosas. El Tossal d’Engrilló es también el punto culminante del Montsagre, la sierra considerada como el punto más septentrional de todo el macizo y que generalmente se divide en dos, el Montsagre d’Horta y el de Paüls, separados por el propio pico. Y a pesar de que el Tossal es de naturaleza seca y está casi desprovisto de vegetación, los dos Montsagres tienen en su interior dos fuentes que son un oasis de verdor y que añaden un punto bucólico al árido cordal del Montsagre.
En esta reseña se detalla el ascenso a las dos cumbres mencionadas en una completa circular en la que pasaremos por frondosos bosques, desoladas laderas y panorámicas aristas. Esta ruta es de las mejores que se pueden realizar por la parte septentrional del siempre atractivo macizo de los Ports, pudiendo ascender a una de sus cumbres más espectaculares y a otra de las más panorámicas. Una magnífica jornada, se mire por donde se mire.
Desnivel1140 m
Longitud15,2 km
Altura mínima360 m
Altura máxima1.092 m
Dificultad técnicaDestrepes muy sencillos en la bajada por la cresta de la Punta de l'Aigua. Si se desea visitar la antecima sur, cresta sencilla pero muy aérea para llegar a su cumbre.
Track en WikilocMapa de la ruta realizada tomado en el visor Iberpix
El punto de inicio de esta ruta es el parking del cementerio de Paüls, en una explanada donde hay abundantes sitios para aparcar. Calcula la ruta desde cualquier punto de inicio pulsando este enlace a Google Maps.
Salimos de la parte superior del pueblo de Paüls, donde está ubicado su cementerio. Seguimos primero una pista asfaltada en su inicio que empieza a subir hacia el oeste. Desde un primer momento ya tenemos delante el primer objetivo del día...
...la Punta de l'Aigua, bien protegida por sus innumerables precipicios.
El valle sigue hacia el Coll de l'Enrajolada, escondido detrás de la masa enriscada de la Tossa. En posición central vemos una de las cumbres más bonitas de la zona, el piramidal Tossal de Montclí.
Subiendo por la pista pasamos por el lado del merendero de la Fonteta hasta llegar a la curva que se ve en el fondo.
Allí tomamos un sendero que ataja por el bosque las numerosas curvas de la pista.
El sendero sube con fuerza por el bosque pasando por el lado de la Caseta del Serafí.
Subiendo por el margen de los bancales de olivos, ganamos altura por el sendero, a veces en forma de pista erosionada.
Cuando llegamos al final de la pista, en el llamado Pla d'en Pellisser comienza el sendero que, pasando primero por la Cova del Llop y luego por el Pla de l'Hedra, nos llevará a la Punta de l'Aigua, todo ello bien indicado por un cartel.
Estamos acercándonos a nuestra cumbre, cuyo aspecto de torre ha perdido algo de su forma al habernos acercado y haber perdido la perspectiva.
Ahora ya por un estrecho pero marcado sendero, subimos por el bonito bosque de encinas y pinos, en una subida que no se hace muy dura por la comodidad del terreno.
Sobre los 750 metros de altitud encontramos el desvío a la Cova del Llop, que queda a unos 200 metros del sendero principal. La visita vale la pena, por lo que tomamos el camino secundario y empezamos un corto descenso que nos lleva...
...a la Cova del Llop, de dimensiones reducidas pero con mucha presencia de la mano del hombre en forma de muros de piedra seca y restos de edificaciones.
En su interior, nos sorprende encontrar una puertecita de madera en la pared. Al abrirla, vemos que en su interior hay una cisterna de agua, seguramente aprovechada por los pastores de la zona. Y es que ,aunque el bosque cubra buena parte de las faldas de estas montañas, no debemos olvidar que es un macizo calcáreo, por lo que el agua en superficie escasea.
Tras esta corta visita, volvemos al sendero principal, cuya pendiente aumenta al entrar en un ancho tubo herboso, que nos sirve para llegar al...
...Pla de l'Hedra, ya situado bajo las crestas calizas del circo. En el desvío que se nos presenta en este rellano herboso, tomamos el camino de la derecha, que emprende la última subida hacia la cresta.
Un último ascenso en diagonal nos lleva al Coll de l'Avenc, donde empiezan a aparecer potentes resaltes entre el bosque, muy habituales en estas aristas de los Ports.
Vale la pena mirar atrás y ver Paüls en lo alto de su valle, que desciende paulatinamente hacia el Ebro, cuyos meandros distinguimos en la lejanía.
Con la Punta del Vacarissal en segundo plano, el sendero abandona la cresta y desciende por un barranco que baja por la vertiente contraria.
Seguimos por el fondo del barranco por el paraje conocido como el Vacarissal, por ser el lugar donde pacían las vacas de la zona.
Tras llegar a un precioso prado, el descenso se interrumpe y avanzamos unos metros por llano.
Cercanos a este punto nos encontramos con un importante desvío, bien marcado por una señal metálica. Por la izquierda llegaríamos a Horta de Sant Joan tras un largo descenso. Nosotros seguimos el camino de la derecha, indicado en la señal como el camino al Coll de la Gilaberta, el collado posterior a la Punta de l'Aigua.
Cumbre que ya vemos descollando al fondo. Bueno, para ser precisos, vemos la antecima sur, protegida por un imponente muro. A ambas cimas vamos a ascender por la canal que se intuye entre ellas.
El sendero empieza a ascender de nuevo, tornándose rocoso y cada vez más desprovisto de vegetación. Primero rodeamos la primera de las cotas de la arista sur de la Punta de l'Aigua.
De nuevo con la antecima sur a la vista, el sendero la bordea por la izquierda para...
...descubrir la canal boscosa que nos permitirá acceder a la parte más alta de la cumbre, ahora escondida por el bosque.
Cuando un sendero se abre a nuestra derecha, abandonamos el camino, que sigue hacia el Coll de la Gilaberta, y empezamos un empinadísimo ascenso por el tubo, pegados a la pared de la antecima sur.
El ascenso es duro pero corto, y no tardamos en llegar al colladito que separa la antecima, a la derecha, de la cumbre, situada a la izquierda.
Al quedar la antecima tan cerca y presuponiendo que su punta nos va a ofrecer vistas distintas a la de la Punta de l'Aigua, decidimos visitarla.
Pero nos encontramos con la sorpresa de que el punto más alto de esta antecima sur está situado más allá de una corta cresta muy aérea y con mucho patio a ambos lados. Afortunadamente, la arista es sencilla, pero desaconsejaría la visita a aquellos que padecen de vértigo, porque es bastante impresionante.
La cresta tiene un par de metros de ancho y sus 50 metros de recorrido se pueden hacer mayoritariamente andando pero extremando el cuidado, porque una caída sería fatal a ambos lados.
Desde la antecima, al quedar el panorama meridional despejado, vemos perfectamente el último cordal de la Sierra Litoral Catalana: la Serra del Montsià.
A su vez, tenemos una diáfana vista de los últimos kilómetros de recorrido del río Ebro, pudiendo ver la ciudad de Amposta en la parte derecha de la foto y los amplios arrozales del Delta en el horizonte.
30 metros por debajo, vemos la canal por la que hemos ascendido, que culmina en...
...la cumbre de la Punta de l'Aigua, que vemos claramente por primera vez, con su curioso bosque en su punto más alto.
Acercándonos al otro lado de la antecima, al final de una cresta más ancha que la realizada para llegar a su cumbre, vemos los acantilados que ascienden hasta la misma Punta de l'Aigua desde el pueblo de Paüls.
Volviendo al collado, ascendemos la veintena de metros que nos separan de...
...la Punta de l'Aigua, situada en el mismo centro del bosquecito que alberga en su cumbre.
Por ello, para disfrutar las vistas que ofrece esta atalaya tenemos que ir a sus contornos. Primero vamos a su parte septentrional para divisar el panorama norte y este.
Vale la pena hacer zoom para fijarnos en las numerosas montañas que vemos hacia esa dirección. Empezamos la panorámica con la prominente Serra de Cardó, vigilante del otro margen del Ebro.
Siguiendo hacia la izquierda, con no mucha definición por culpa de la calima, vemos las dos fortalezas del Camp de Tarragona: la Mola de Colldejou y la Serra de Llaberia.
Más lejano, el panorama septentrional queda hoy limitado al Montsant y su largo precipicio somital, que protege el desierto de su interior.
Con la balsa del Coll Roig en primer plano, por donde pasaremos en unas horas, y con las crestas de Volendins en segundo plano, nos intriga una estructura blanca que aparece detrás de la Serra de Pàndols. Tras divagar un rato, caemos en la cuenta de que se trata de la torre de refrigeración de la central nuclear de Ascó.
Hacia el oeste, las llanuras de la Terra Alta y del norte de Teruel quedan medio tapadas por la masa de la Punta dels Raus, apenas 8 metros por debajo de nosotros. A nuestros pies, el Coll de la Gilaberta, siguiente punto de paso de nuestra ruta.
Hacia el sur, las agrestes fronteras occidentales de los Ports, con sus mil cumbres y riscos. A pesar de que el día de hoy es algo oscuro, una cumbre brilla tanto en sentido figurado como en literal.
El protagonismo absoluto de esta zona se lo llevan las temibles Roques de Benet, tres impresionantes moles pétreas (aunque por la perspectiva parezca que solo haya una) que son la principal postal de todo el macizo.
Finalmente, saludamos al rey de los Ports, el Mont Caro, única montaña que supera los 1400 metros, y holgadamente, de todo el macizo.
Tras un buen rato de merecido descanso, nos disponemos a bajar de la cumbre, ahora por su cresta suroriental, que es bastante amable, con apenas algunos pasos donde debemos poner las manos en el suelo, más por estabilidad que por necesidad.
Descendemos unos 70 metros por la cresta hasta que nos encontramos de nuevo con el camino del Coll de la Gilaberta. El sendero traza una diagonal, primero por bosque...
... y luego por la ladera pelada de la cara norte de la Punta de l'Aigua. Nuestro siguiente objetivo es el Tossal d'Engrilló, que queda escondido detrás del triángulo blanco de la Punta dels Raus.
Llegamos al herboso Coll de la Gilaberta, importante cruce de caminos, como se puede constatar con la señal. Si se quisiera volver directamente a Paüls y acortar la excursión, bajaríamos por la derecha, hacia el Barranc de l'Escudellera. Pero nosotros queremos completar la excursión con la visita a los Montsagres, por lo que seguimos por el camino que se abre al frente.
Tenemos que ascender unos 100 metros por la cara sur de la Punta dels Raus por un camino terroso para llegar al Coll dels Atans.
El último tramo para llegar al collado transcurre por una media ladera en la que la piedra aparece, por lo que el camino se difumina. Pero la dirección no puede ser más clara, el collado queda a la derecha de la gran roca que forma la cumbre de la Mola dels Atans.
Llegamos así al Coll d'Atans, nuestro acceso al Montsagre, que empieza aquí. Abandonamos pues las panorámicas del valle de Paüls que quedará escondido tras la Punta dels Raus.
Pero antes, echamos un buen vistazo a la majestuosa Punta de l'Aigua, que va a desaparecer de nuestros ojos durante nuestro recorrido por el Montsagre. Verdaderamente, esta montaña no tiene una pose mala.
Ya en el Montsagre d'Horta, en el bosque situado bajo la cara norte de la Punta dels Raus, avanzamos en suave descenso.
En un momento dado, se despeja brevemente el panorama y divisamos por vez primera en la jornada el Tossal d'Engrilló, con una estampa bastante altiva.
Antes de dirigirnos a esta cumbre, sin embargo, pasamos por el bucólico paraje de la Font del Montsagre d'Horta, situada en medio de un prado rodeado de bosques y blancas paredes.
Desde la fuente, el sendero toma ya dirección clara hacia los escarpes del Tossal d'Engrilló, primero llaneando.
Tras ignorar el camino que va directamente hacia el Montsagre de Paüls, sube por la pendiente hasta llegar a una de las aristas herbosas que confluyen en la cumbre. Subimos por la arista en dirección a la base del crestón rocoso que vemos a lo alto.
Mirando atrás vemos la totalidad del Montsagre d'Horta, intuyéndose la vaguada herbosa de la fuente entre las aristas que caen al Montsagre desde la Punta dels Raus.
Cerca del crestón rocoso, el sendero se une con la pista que llega hasta la caseta que se encuentra unos metros por debajo de la cumbre.
Dejamos a la izquierda la caseta de vigilancia forestal y subimos los últimos metros que nos quedan para llegar...
...al Tossal d'Engrilló, soberbio mirador de la Terra Alta.
Lo más impresionante de esta cumbre es la tremenda muralla que la protege por su vertiente septentrional y que es visible desde toda la Terra Alta. En esta cumbre se divisa perfectamente la frontera entre las amables llanuras repletas de viñedos de la Terra Alta y el Matarranya, con los salvajes Ports, repletos de riscos, agujas y grandes moles calizas.
Detrás de la Punta dels Llambrars vemos asomar la cabecita boscosa de la Punta de l'Aigua, tal como si se tratara de su cabello. En segundo plano, la cumbre de la Tossa, la más alta del entorno del Valle de Paüls, y en tercero, los riscos de la Barcina, la cumbre más oriental de la sierra del Caro.
Hacia el sur, se superponen hasta el infinito los mil riscos y paredes de los Ports. Destacan en la parte más inferior de la foto las peladas y lisas Gronses, y, en el centro, el colosal Penyagalera.
Ahora el panorama occidental ya queda despejado, pudiéndose ver en días claros incluso el Moncayo, en la otra punta de Aragón. Mucho más cercano tenemos el bonito pueblo de Horta de Sant Joan.
Al lado de Horta tenemos la Muntanya de Santa Bàrbara, emblema del pueblo y de la comarca al quedar su vistosa cresta caliza totalmente aislada del resto de los Ports.
Estamos un buen rato en la cumbre del Tossal d'Engrilló antes de decidirnos a bajar. Para ello, descendemos por la pista hasta que un sendero la abandona para bajar por el barranco que se abre a la izquierda, ahorrándonos un buen rodeo que traza el carril.
Descendiendo por el barranco que cae hacia el este desde el Tossal d'Engrilló, vale la pena acercarse hasta el fondo del mismo a media bajada para visitar el protegido Teix d'Engrilló, con una edad de más de mil años y catalogado como árbol monumental.
Llegando de nuevo a la pista, no tardamos en abandonarla otra vez por un sendero cuyo inicio está señalado por un hito.
Este sendero acorta el recorrido realizado hasta el Coll Roig, ocupado por la Bassa de la Refoia. Aquí giramos hacia la derecha para bajar hasta el Montsagre de Paüls.
Mientras buscamos el camino de bajada, quedamos sorprendidos por la repentina reaparición de la Punta de l'Aigua, más impresionante que nunca, ahora acompañada por la casi igual de imponente Punta dels Llambrars. Reafirmo lo dicho en la introducción: en la opinión de un servidor, es de las montañas más bonitas de Catalunya.
Por una pista de intenso color rojizo, producto de la arcilla, vamos bajando con suavidad para llegar...
...a los prados del Montsagre de Paüls, en un entorno casi tan bonito como el del Montsagre d'Horta.
La fuente está en el centro del prado, donde encontramos otro importante cruce de caminos. Siguiendo recto volveríamos al Montsagre d'Horta, habiéndonos desviado de este camino para visitar el Tossal d'Engrilló. Ahora debemos seguir el GR y girar hacia la izquierda, para emprender el vertiginoso descenso por el Barranc de Montsagre.
Cruzamos por primera vez el barranco, que no última, y entramos en el tubo del barranco, que alterna tramos boscosos con otros de más despejados.
Con Paüls ya a la vista, el sendero se aparta del fondo del barranco, que se torna abrupto.
Habiendo descendido más de 300 metros por el barranco, llegamos a la gran pared de lo Tormossal, bien surtida de desplomes.
El sendero pasa justo por debajo del risco, que tiene un sector cubierto de hiedra, suponemos que porque por allí cae el agua en días de lluvia.
Tras el paso bajo la pared, el sendero sube unos metros para llegar al Coll del Tormossal.
Desde el collado, bajamos por una pedrera hasta unirnos a una pista, por la que seguimos, siguiendo siempre las marcas del GR.
Estas marcas nos conminan a abandonar la pista para descender y vadear el Barranc del Morellà, subiendo por la vertiente contraria hasta llegar a una pista, que seguimos.
Esta pista nos llevará de nuevo al cementerio de Paüls, cerrando el círculo y finalizando esta soberbia ruta por el espectacular macizo de los Ports.
Pero antes, una última mirada a la cumbre de la Punta de l'Aigua, que desde lo alto de su inexpugnable torre de marfil se despide de nosotros.